Durante la segunda jornada de la Reunión Regional Preparatoria para el Foro de Gobernanza de Internet (FGI LAC) en Buenos Aires, Valeria Betancourt, directora del Programa de políticas de comunicación e información de APC moderó un panel de lujo bajo el tema “Desafíos, logros y experiencias de manejo de redes comunitarias en América Latina” conformado por Lilian Chamorro de Colnodo (Colombia), Carlos Baca de Rhizomatica (México), Agustín Garzón de ENACOM (Argentina), Oscar León de CITEL (participación remota), Sebastián Bellagamba de ISOC (Uruguay), Andrés Sastre de ASIET y Ariel Graizer de la Cámara Argentina de Internet (CABASE).
Valeria Betancourt dio comienzo al panel interrogando acerca de qué son las redes comunitarias y cuáles son los desafíos e impacto social de las mismas. Señaló que el 50% de las personas en la región de América Latina y el Caribe no están conectadas, no sólo por cuestiones de infraestructura sino también por barreras sociales y económicas. También destacó que son necesarios ajustes para llegar a lugares mal conectados en LAC y que para ello es importante la formación de redes locales, determinando qué es viable y qué no.
Betancourt señaló que América Latina es la región del Sur global en la que el mayor número de iniciativas de redes comunitarias se han desarrollado recientemente, particularmente en países como Brasil, Colombia, México y Argentina. Se trata de una tendencia que va a seguir expandiéndose hacia otros países, agregó, y que no solo tiene que ver con las fortalezas de las comunidades como tal, sino también con un gran nivel de interés de la comunidad técnica, gobiernos, sector privado, sobre este tema. Pero ofreció el contrapunto de que, a pesar de esta tendencia e interés crecientes de parte de los distintos actores, aún queda mucho que entender respecto del impacto que tienen estas iniciativas y de los desafíos que enfrentan en materia financiera, social, regulatoria, etc.
Lilian Chamorro, de Colnodo en Colombia, definió a las redes comunitarias como un bien común, con una característica especial, la combinación de infraestructura física y la parte de servicios de datos, banda ancha, que combina lo físico con lo digital. Las comunidades son agentes de sus propias redes, tomando un papel activo en el diseño, implementación, administración y mantenimiento de sus redes, que poseen una diversidad de estructuras de gobernanza que cada comunidad decide de acuerdo a sus necesidades. Debemos ver más allá del acceso y la perspectiva de derechos humanos es fundamental, agregó.
“Hemos logrado conectar a un 50% de las personas, pero aún queda un 50% desconectado”, señaló Chamorro, puntualizando que esa mitad de la población sin acceso está compuesta principalmente por minorías étnicas, personas viviendo en zonas rurales, o en zonas urbanas pero sin recursos económicos para costear los servicios. En este sentido, la representante de Colnodo enfatizó que las redes comunitarias son una oportunidad para resolver deudas de acceso y conectividad con comunidades históricamente marginadas y que plantean modelos disruptivos donde haya una verdadera participación de las comunidades.
Oscar León, secretario de la Comisión Interamericana de Comunicaciones (CITEL), presentó en forma remota la recomendación UIT-D19 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones para fomentar la conectividad en zonas rurales y distantes, recorriendo los pasos necesarios para su implementación y otorgando un panorama de la diversidad de estadíos de progreso en varios países.
El representante del Ente Nacional de Comunicaciones de Argentina (ENACOM), Agustín Garzón, mencionó que los estados tienen que tener la amplitud de pensamiento para buscar respuestas a todas las variables que pueda haber. “Las redes comunitarias cumplen un rol fundamental en localidades pequeñas y alejadas, donde a las empresas no les es rentable llegar y donde aún con aportes estatales no aparece nadie que pueda llegar – tenemos programas de inversión para localidades de menos de 10.000 habitantes, y a veces cuesta encontrar operadores que quieran gestionar la última milla y dar el servicio”, manifestó. Y recalcó que debido al tamaño que tiene Argentina, es un buen ejemplo para analizar las redes comunitarias: "en comunidades con menos de 5.000 habitantes, el 60% no tiene un operador, un ISP que preste el servicio y si lo cruzamos con el avance y la penetración del 4G, vemos que hay muchas localidades que no tienen ningún tipo de internet”.
En marzo de este año Argentina asumió la presidencia de CITEL. Garzón destacó que el fomento y apoyo a las redes comunitarias es uno de sus ejes estratégicos. A través de un convenio con Internet Society, se encuentran fomentando tres redes comunitarias en la provincia de Rio Negro. También están desarrollando un proyecto de licencias para redes comunitarias, de forma que se les facilite conseguir esta documentación en forma gratuita al momento de solicitar internet a un mayorista.
Andrés Sastre, de la Asociación Interamericana de Empresas de Telecomunicaciones (ASIET), destacó que hoy en día 1 de cada 2 latinoamericanos/as aún no se conecta, pero agregó que lo más importante no es necesariamente la brecha de infraestructura sino mas bien la brecha socioeconómica y que es allí donde deben concentrarse nuestros esfuerzos.
Sebastian Bellagamba, representante de ISOC para América Latina enfatizó que, en la sociedad actual, el costo para quienes se encuentran desconectados/as es cada vez mayor y la urgencia de conectar a estos sectores se incrementa cuanto más se cierra la brecha. Las personas aún no conectadas pierden muchas oportunidades y la vida se vuelve cada vez más compleja para ellas.
Ante este panorama, Bellagamba preguntó: ¿Qué se necesita para favorecer a las redes comunitarias? Primero, respondió, una política regulatoria que genere un entorno habilitante para las redes comunitarias (en cuanto al uso y distribución del espectro, por ejemplo). Segundo, la creación de capacidades técnicas y de gestión para que sean autosuficientes y sustentables, formándolas en modelos de negocios, entre otros aspectos. Y tercero, crear una comunidad de redes comunitarias nacional, regional y global para que estas puedan compartir sus mejores experiencias y romper el aislamiento en el que se encuentran. "El despliegue de tecnología trae beneficios, por eso debemos poner en el centro a la gente", enfatizó.
Ariel Graizer, representante de la Cámara Argentina de Internet (CABASE), comentó que desde los operadores, es importante tener las reglas claras y que este es un punto en el que considera que se ha evolucionado. En este sentido, relató el caso de un pueblo en el interior de la provincia de Buenos Aires, con un par de miles de habitantes, que siete años atrás no tenia conexión a internet. Una empresa mayorista de fibra óptica pasaba a menos de 1 kilómetro de la localidad, proveniente de una de las seis mayores localidades en la provincia localizada a 40 kilómetros del pueblo. Un habitante de la peque{a localidad tomó cartas en el asunto y alquiló un departamento en el edificio más alto de ese pueblo, compró accesos de internet para ese domicilio y colocó un radio enlace hasta su casa en el pueblo, otorgando conexión a la localidad entera. Esta persona no había registrado la antena, ni la frecuencia que usaba, ante lo cuál el regulador en funciones en aquél momento recibió una denuncia de que había alguien violando las normativas. Cuando se procedió a decomisar los equipos, surgieron los reclamos: “nos estás dejando sin internet”. El paso siguiente fue una reunión con el ente regulador, en la que se enfrentaron con un dilema: colocar a esa persona en la cárcel, o premiarlo por su emprendimiento. Graizer sostuvo que esto está cambiando y habrá mayor claridad una vez terminada la regulación, pero recalcó que se necesita trabajar más en la sostenibilidad de estas iniciativas comunitarias, incluyendo la calidad del servicio prestado en un entorno sin competencia.
Carlos Baca de Rhizomatica, una de las experiencias más paradigmáticas en América Latina de redes comunitarias indígenas en México, aportó que las redes comunitarias como movimiento están dando respuesta a la pregunta de cómo lograr mayor conectividad en las zonas rurales. Citando a Fernando Rojas de la CEPAL, comentó que de lo se trata no es solo de conectar a la gente sino de pensar cómo hacer que esa conexión satisfaga todas las necesidades que la rodean. Mencionó que esto no es algo que surge con internet, sino que ya lleva largos años, trayendo a colación el caso de los telecentros comunitarios y las radios comunitarias. Haciendo referencia a dichos del especialista en comunicación comunitaria Alfonso Gumucio, Baca enfatizó que los medios comunitarios están viviendo en un arte de equilibristas, en la cuerda floja constantemente y amenazando con caerse pero consiguiendo sostenerse y llegando al final a la meta. Baca observó que las redes comunitarias se encuentran en esa misma situación.
Agregó que, al hablar de sostenibilidad, es importante tener en cuenta los variados aspectos de la misma: la sostenibilidad económica, no solo en el sentido de la generación de proyectos que permitan el financiamiento de la infraestructura y los servicios, sino también el mantenimiento del personal que está dedicado a su gestión; la sostenibilidad institucional, que se relaciona a generar un entorno regulatorio y de políticas públicas que faciliten la existencia de estas iniciativas, mencionando la posibilidad del uso de los fondos de acceso universal; por último, la sostenibilidad social, es decir, que la estructura tenga un fuerte anclaje en las formas de vida locales, recordando que el modelo de los telecentros comunitarios fracasó debido a su falta de anclaje comunitario. Lo que podemos hacer es aprender de las experiencias anteriores y generar condiciones para que las redes comunitarias sean posibles y sostenibles, agregó.
Si quieres ver el video completo del panel y escuchar los comentarios de la audiencia, puedes hacerlo aquí.