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Photo: Nyani Quarmyne for the Internet Society (ISOC)

“La brecha digital no es un problema que el mercado por sí solo pueda resolver. Debemos pensar de forma diferente si realmente queremos acelerar su cierre.” La cita, de la abogada Adriana Labardini, coordinadora de políticas y regulaciones para América Latina de la iniciativa Local Networks, planteó con claridad el asunto durante el más reciente Foro de gobernanza de internet (FGI). “Las comunidades sin acceso al servicio pueden construir su propia infraestructura y asumir el control de su futuro digital, promover economías circulares y empoderarse”, agregó. 

Las experiencias de conectividad centrada en la comunidad que existen en todo el mundo demuestran que tiene razón, como se puede escuchar en la primera temporada de podcasts de Routing for Communities. En el primer episodio descubrimos cómo la Mamaila Community Network, en Sudáfrica, conectó a más de 3.000 dispositivos desde su lanzamiento oficial en marzo de 2022. Allí, la comunidad puede conectarse por Wi-Fi comprando cupones que le dan acceso a internet a sus usuarios/as durante un período limitado de tiempo y por un precio que es aproximadamente la tercera parte del que cobran los operadores comerciales. 

En otro episodio escuchamos a Chris Conder, uno de los fundadores de Broadband for the Rural North (B4RN), una red comunitaria galardonada y sin fines de lucro, creada en una zona rural agrícola del norte de Inglaterra en 2011. “Lo hicimos, y lo hicimos realmente muy, pero que muy bien. Funciona, es viable, es económica y es propiedad de la gente. Se ocupan de ella las personas”, comentó Conder exultante en el podcast antes mencionado. Construida por los miembros de la comunidad, la red ya conectó a más de 7.000 hogares a internet, ofrece un gigabit por segundo (Gbps), y también conexiones más altas a precios significativamente más bajos que los operadores comerciales. Según el sitio web Cable.co.uk, el costo promedio de la banda ancha en Reino Unido es de alrededor de £0.86 por megabit por mes (más o menos U$D1). El precio de B4RN es de alrededor de £0.03 por megabit. 

Estas trayectorias ilustran cómo es que las alternativas de conectividad centrada en la comunidad son más capaces de ofrecer servicios confiables a un costo asequible y de brindar servicios en áreas abandonadas por las grandes empresas de telecomunicaciones. 

Sin embargo, B4RN tuvo que esforzarse para acceder al capital para el desarrollo inicial de su red y, al principio, su principal fuente de financiación fueron individuos de la comunidad que invirtieron sus propios recursos en la red, mediante un sistema de inversión comunitaria compartida. Se precisaron varios años de movilización comunitaria para superar los desafíos que planteaba la ausencia de políticas de apoyo, de regulaciones y de oportunidades de financiación. 

De todas formas, la financiación individual no es siempre una opción cuando las comunidades no tienen la posibilidad de financiar su propia red. La Mamaila Community Network (Red comunitaria Mamaila), por ejemplo, surgió con el fin de cerrar la brecha digital en un pueblo afectado por otras desigualdades tales como la falta de acceso a agua corriente, una alta tasa de desempleo y la carencia de fuentes de energía sostenibles y confiables. La iniciativa se basó en la movilización y la solidaridad de los/as integrantes  de la comunidad. Durante el proceso de consolidación de la red comunitaria, consiguieron el apoyo de otras organizaciones de la sociedad civil.

Enfrentando  realidades diferentes, tanto B4RN como Mamaila tuvieron que superar grandes desafíos para iniciar  y operar sus redes. Y no son las únicas. Su trayectoria muestra también por qué el hecho de repensar los sistemas de financiación para la conectividad es un paso importante para poder cerrar las brechas digitales. “En general, las redes a cargo de las comunidades arrancan con subsidios de organizaciones de la sociedad civil, entre otras conexiones que se logran en la búsqueda de recursos para adquirir equipos. Pero eso no garantiza la sostenibilidad a largo plazo”, explicó Steve Song, asesor político de la iniciativa Local Networks, en el mismo episodio de podcast en el que nos enteramos más sobre la trayectoria de B4RN. “En realidad, se necesita una multiplicidad de modelos de negocios y tecnologías para ofrecer un acceso asequible para todas las personas”, agregó. 

Actualmente existe una brecha y se requiere el apoyo de una variedad de partes interesadas para prestar apoyo a las comunidades a fin de superar  la brecha digital. Este fue un importante debate en el último FGI que continuará este año, a medida que nos acercamos al Foro de Alto Nivel de la CMSI+20. Este acontecimiento histórico, que tendrá lugar del 27 al 31 de mayo de 2024, será una importante oportunidad para reflexionar sobre la implementación de los resultados de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información 20 años más tarde. Fue durante esta Cumbre que se establecieron los fundamentos para explorar el posible papel de otros mecanismos de financiación, aparte del privada, para cerrar la brecha digital. 

Soluciones propuestas para afrontar los desafíos de la financiación 

El informe Financing Mechanisms for Locally-Owned Internet Infrastructure (Mecanismos de financiación para infraestructura de internet de propiedad local), publicado en 2022, concluyó que los proveedores de conectividad centrada en la comunidad del mundo entero difícilmente acceden a fondos y financiación. El informe analiza una serie de modelos operativos y mecanismos de financiación que pueden promover el éxito de los proveedores de conectividad comunitaria, incluso redes comunitarias, cooperativas, redes municipales y empresas sociales. 

El informe muestra que, en muchos casos, la alternativa de la conectividad comunitaria puede estar mejor equipada para brindar soluciones de acceso más adecuadas y asequibles. La conectividad comunitaria es algo más que una simple respuesta frente a los fracasos del mercado en las regiones marginadas, ya que su principal objetivo es responder a las necesidades de la comunidad local de residentes, de manera sostenible. Esto significa que se esfuerzan para lograr la equidad digital teniendo en cuenta no sólo el acceso, sino también la asequibilidad, la adopción y las prioridades locales. Sin embargo, se sabe que estas soluciones alternativas tienen una dificultad histórica para conseguir el capital necesario y que los fondos disponibles son muy escasos, lo que inhibe el surgimiento y crecimiento de las redes comunitarias. Entre las recomendaciones que se presentan en la publicación está la de que los gobiernos fomenten las inversiones a través de incentivos fiscales, subsidios y asistencia técnica a nivel nacional. 

Existe un ejemplo concreto de la puesta a disposición de fondos públicos para las comunidades en Argentina. En respuesta a un fuerte movimiento de redes comunitarias, en los últimos años el gobierno argentino desarrolló programas estatales de apoyo a los modelos de conectividad comunitaria. Así, por primera vez se hizo uso del Fondo de Servicio Uiversal para financiar estas iniciativas (saber más).

Los fondos de servicio universal fueron creados por los gobiernos en muchos países, precisamente con la intención de subsidiar el despliegue de servicios de telecomunicaciones en regiones marginadas. Algunas de las personas y organismos encargados de formular políticas y regulaciones también consideraron la posibilidad de utilizar recursos del fondo de servicio universal para apoyar a las redes comunitarias, por ejemplo en Brasil y en Kenia. Pero, en general, las iniciativas a cargo de las comunidades siguen sin poder utilizar los fondos de servicio universal

Fomentar el apoyo a las comunidades de las múltiples partes interesadas 

Otra recomendación es que otros proveedores de fondos y líderes comerciales también apoyen a las comunidades para cerrar la brecha digital. Para estos grupos de interés, el informe señala que es necesario poner a disposición subsidios y capital subcomercial para la conectividad comunitaria en forma de un capital mixto que “pueda reunir fondos filantrópicos, inversión de impacto y financiación comercial a fin de crear pilas de capital sostenible que habiliten el éxito a los proveedores de conectividad comunitaria”.

Sin embargo, los prestamistas comerciales suelen considerar que la provisión de conectividad comunitaria es una inversión de riesgo. Tal vez, el reconocimiento de la importancia de la conectividad comunitaria a nivel de las políticas y un marco regulatorio propicio servirían para cambiar esta percepción. El informe sugiere que hay varias maneras en que los gobiernos, las inversiones de impacto, los/as donantes filantrópicos/as, las instituciones multilaterales y otros/as pueden ayudar a eliminar el riesgo de las iniciativas de conectividad centradas en la comunidad para que también puedan acceder a fuentes comerciales de financiación. 

Hay algunos cambios en marcha en esta dirección. Un análisis reciente sobre la regulación de redes comunitarias en el mundo realizado por el codirector de Local Networks, Carlos Rey-Moreno, indica que el reconocimiento hacia las redes comunitarias está creciendo a nivel internacional, regional y nacional, y destaca el hecho de que varios países ya cuentan con categorías de redes comunitarias en los marcos de licenciamiento. 

Steve Song señala que reducir los riesgos de la inversión en conectividad comunitaria constituye una decisión de muy bajo riesgo para los gobiernos: “Los montos que se requieren son modestos en comparación con los recursos requeridos por los operadores de gran escala. Pero la recompensa es potencialmente significativa, ya que se genera no sólo un acceso asequible, sino también una mayor participación social y acción compartida a nivel comunitario”. A modo de ejemplo, los programas creados por el ente regulador de Argentina, Enacom, para apoyar a las redes comunitarias representaron 0,63% de su presupuesto 2020-2022.

"El desbloqueo de los mecanismos de financiación para los proveedores de conectividad centrada en la comunidad es un área de trabajo de vanguardia”, que requiere la atención de los entes financiadores, especialmente aquellos que se enfocan en la financiación del desarrollo, subrayan Carlos Rey-Moreno y otros/as coautores/as de un informe reciente sobre los mecanismos de financiación para una próxima edición especial del Monitor mundial sobre la sociedad de la información (MMSI), titulada “WSIS+20: Reclaiming a people-centred information society – Priorities for the global South” (CMSI+20: Recuperar una sociedad de la información centrada en la gente – Prioridades para el Sur global). Dicho capítulo, que será presentado en la reunión de alto nivel de la CMSI+20 de la sesión del 29 de mayo de 2024, brindará recomendaciones claves para informar al proceso de la CMSI+20, así como, potencialmente, a otros espacios de toma de decisiones. 

Foto: Nyani Quarmyne for the Internet Society (ISOC). En la imagen, Kgopotso Magoro, fundador de la Mamaila Community Network, está en una escalera que conduce a la torre de la red en una colina sobre el pueblo de Sephukubje en la provincia de Limpopo, Sudáfrica, el 15 de febrero de 2022.

Este artículo fue revisado por Carlos Rey-Moreno y Steve Song.