[TRADUCCIÓN SIN EDITAR] Reseña de APCNoticias sobre el libro de Nicholas P. Sullivan, You Can Hear Me Now: How Microloans and Cell Phones are Connecting the World’s Poor to the Global Economy (Ahora me puedes oír: de qué manera los micropréstamos y los teléfonos celulares están conectando a los pobres del mundo con la economía global).
En 1993, los inversores extranjeros consideraban a Bangladesh una región sin andamiento, no sólo debido a las inundaciones, sino también por la increíble cantidad de población rural, los prohibitivos niveles de corrupción y la burocracia. El total de la inversión extranjera directa en el país ese año fue de tres millones de dólares. El año pasado, según el Banco Mundial, se multiplicó a más de 800 millones de dólares y tres cuartas partes de ese total se deben a la industria de las telecomunicaciones.
¿Cómo se disparó de ese modo la inversión extranjera en tan poco tiempo? Según Nicholas P. Sullivan, autor de You Can Hear Me Now: How Microloans and Cell Phones are Connecting the World’s Poor to the Global Economy (Ahora me puedes oír: de qué manera los micropréstamos y los teléfonos celulares están conectando a los pobres del mundo con la economía global), la respuesta se encuentra en la historia del Banco Graneen.
GrameenPhone
El libro de Sullivan, publicado en febrero de 2007, utiliza a GrameenPhone para ilustrar sobre el capitalismo inclusivo – un modelo económico que, en sus palabras, genera “cambios radicales en el mundo en desarrollo”. Según este autor, esta forma de capitalismo “propaga la riqueza mientras también la genera” y “empodera a los pobres, mientras le genera retorno a los inversores”. Las tecnologías de la información son particularmente acogedoras del capitalismo inclusivo porque gente de los diversos niveles de la sociedad puede usarlas para aumentar la productividad y genera oportunidades laborales a medida que se propaga, explica Sullivan. GrameenPhone sola ha generado, directa o indirectamente, unos 325.000 salarios, sacando de la pobreza a los/as que están en la base de la pirámide y creando un puente sobre la brecha digital. Y sigue creciendo.
GrameenPhone es el mejor ejemplo de capitalismo inclusivo y Sullivan dedica casi la mitad del libro a la historia de la empresa. Se basa en el relato de su fundador, Iqbal Quadir que, en 1993, convencido de que “conectividad es productividad”, abandonó su trabajo como inversionista de riesgo en Nueva York y volvió a su casa en Bangladesh para llevarle teléfonos a las masas, en un país donde, hasta ese momento, no había más que un teléfono cada 500 personas. Decidido a acceder a los pobres y a aquellas personas necesitadas de capital, Quadir le solicitó apoyo a Muhammad Yunus, el hombre que estaba detrás del Banco Grameen. Después de cuatro años de trabajo duro, nació GrameenPhone, que le suministró teléfonos a los primeros clientes del banco para que las mujeres consiguieran ingresos y se convirtió en el mayor proveedor de teléfonos celulares del país.
El malo de la película
El malo de la película es Bangladesh Telephone and Telegraph Bureau (BTTB, Oficina de Teléfono y Telégrafo de Bangladesh), organismo de gobierno casi monopólico en el sistema de telefonía fija. BTTB excluye a los pobres, ya que presta sus servicios sólo en los principales mercados urbanos (y, aún así, es ineficiente ya que tiene más de un millón de solicitudes de línea fija en espera y los tiempos de espera llegan a ser de hasta 27 años cuando el/la solicitante no acepta pagar un soborno). Además, se dedica constantemente a bloquear la posibilidad de competencia, haciendo del desarrollo de GrameenPhone una ardua batalla, explica Sullivan en su libro.
La ineficacia de BTTB y su fuerte oposición a la competencia confirman el principal argumento de Sullivan de que la modalidad empresarial constituye una vía más eficiente para el desarrollo económico de los países en desarrollo que la ayuda, que suele fortalecer el poder económico de los gobiernos ineficaces y corruptos. La ayuda extranjera, además, suele ir en su mayoría para las ciudades y no llega a los pobres: “la inversión privada le está dando vida a economías que durante mucho tiempo fueron sofocadas por gobiernos sedientos de ayuda”, sostiene Sullivan. Esto sucede gracias a lo que Sullivan llama “motor de combustión externa” y sus fuerzas consistentes en las tecnologías de la información, empresarios locales capacitados en Occidente e inversores extranjeros.
Combustión externa
La segunda parte del libro informa sobre el éxito en la réplica del motor externo de combustión en otras zonas del Sur. En Africa, por ejemplo, la venta de tarjetas telefónicas prepagas constituye un negocio de 3.000 millones de dólares que emplea a más de 200.000 empresarios locales. Sullivan explora también la creciente industria de operaciones bancarias por celular y la relación simbiótica entre los teléfonos celulares y las finanzas personales. Y va más allá de los teléfonos celulares al destacar los esfuerzos actuales de Quadir para llevar electricidad a las zonas rurales de Bangladesh, señalando las amplísimas posibilidades de la aplicación del motor externo de combustión para promover el capitalismo inclusivo, mientras se cubren necesidades humanas aún pendientes.
”You Can Hear Me Now” (Ahora me puedes oír) es un trabajo muy bien fundamentado, atractivo y convincente sobre un enfoque empresarial de los negocios y el desarrollo. Sullivan logra un buen equilibrio entre teoría económica, historia, humor y experiencias personales en una obra que resulta tan informativa como inspiradora. Si bien se concentra sobre todo en los beneficios de difundir las tecnologías de la información a través del motor de combustión externa a expensas de inconvenientes potenciales tales como la basura electrónica, el libro presenta un modelo de desarrollo que hace que el futuro parezca un poquito más luminoso en algunos puntos.