Publicado originalmente en el blog de Sulá Batsú, miembro de la red APC desde 2008.
En los últimos años hemos visto que con el auge de las redes sociales, se han hecho muchos esfuerzos por visibilizar otros papeles (principalmente en ciencia y tecnología) que han tenido las mujeres a lo largo de la historia, en contextos diferentes a los que comúnmente se conocen como tareas femeninas.
Parte de esta visibilización en muchos casos, se ha centrado en decir, por ejemplo, que en las guerras mundiales las mujeres empezaron a asumir (y a sobrepasar en cantidad) cargos que comúnmente poseían solo hombres: la industria, el transporte, la agricultura y/o el comercio de ese momento; siempre obligando a nuestras mentes a percibir el papel de las mujeres en función de lo que han hecho los hombres.
Pongamos el ejemplo de las seis mujeres programadoras del Computador e Integrador Numérico Electrónico utilizado en la II Guerra Mundial (ENIAC por sus siglas en inglés), cuyas labores y capacidades técnicas fueron reconocidas hasta muchas décadas después, y quienes por una cuestión de género las catalogaban como subprofesionales, siendo ellas las que prácticamente le dieron vida al software de dicha máquina.
Debemos dejar de pensar que es necesario aumentar la participación de las mujeres en la tecnología por la simple necesidad de llenar la gran cantidad de puestos disponibles sin cubrir en tecnologías y que aumentan día tras día. Estoy en un posgrado de Bibliotecología con énfasis en Tecnologías de la Información donde de 14 personas, 10 somos mujeres. Menciono esto porque creo que también es necesario dejar de pensar tecnología solamente con informática o programación; hay muchas más manifestaciones de tecnología además de las que ya conocemos, y ninguna es menos que otra.
Todos los esfuerzos por visibilizar han estado muy bien, hasta que el otro día una buena amiga me hizo preguntarme: ¿cuál es el propósito que deberían de tener las mujeres en la tecnología? Yo no quiero que utilicemos la tecnología para violencia, como se hizo una vez en la historia. Yo quiero que haya más mujeres en tecnologías para resolver viejas necesidades desde nuevas visiones, para que se descubran y se pongan en práctica nuevas capacidades y con ello, el desarrollo de soluciones a problemáticas actuales