Cuatro grandes redes de comunicación estuvieron reunidas en este panel organizado por ALER — Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica— en la tarde del día 26 de enero. Además de los representantes de las redes —AMARC (Asociación Mundial de Radios Comunitarias), OCLACC (Organización Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación), WACC (Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana) y la propia ALER—, que hablaron sobre sus experiencias de trabajo en red, participó de la mesa —invitado de último momento— un elemento provocador: Aram Aharonián, director de Telesur. Aram instigó a los demás participantes de la mesa a criticar su real capacidad de trabajar en red y se disculpó por la «mala educación».
«Pero soy así», dijo Aram, luego de provocar a los compañeros en el debate.
La mayoría de los panelistas habló de sus propias experiencias, del trabajo de sus redes. Experiencias de éxito fueron recordadas, así como la importancia de la acción de algunas redes en la promoción de cambios políticos recientes (Pedro Sanches, representante de OCLACC, citó el papel desempeñado por Erbol —Educación Radiofónica de Bolivia— como ejemplo). Todos resaltaron la importancia de la comunicación para la promoción de espacios de diálogo, para proveer elementos que fortalezcan la conciencia crítica, etcetera, etcetera, etcetera.
Al abordar el tema de las redes, la retórica también fue semejante: «tenemos que aprender juntos», «tenemos que trabajar para la construcción de nuevas sociedades», «tenemos que aprender a respetar los unos a los otros dentro de un orden plural». El discurso es bonito y antiguo.
Hasta que Aram decidió poner el dedo en la llaga. «Si estamos decididos a dar un paso al frente, seguir hablando como si fuéramos el centro del mundo, no nos hará salir del lugar», dijo el periodista uruguayo. «Es hora de empezar a trabajar. ¿Cuáles son los planes de acción? Otro mundo es imprescindible, y ya. No sirve hacer bellas declaraciones contra el imperio si seguimos trabajando solos. Sigamos divididos y no alcanzaremos demasiado. Tenemos una deuda con nuestros movimientos sociales, con nuestros pueblos y con nosotros mismos. Tenemos que trabajar ya, y no encontrarnos en los próximos foros repitiendo los mismos discursos.»
Geraldo Lombardi, presidente de ALER, habló enseguida y reaccionó: «estamos aquí para conocernos y reconocernos. Hay muchos espacios de integración interesantes, pero es necesario caminar con nuestras identidades particulares, uniéndonos donde hay más puntos de convergencia.» Lombardi reconoció que el FSM es un espacio importante para compartir inquietudes y estuvo de acuerdo con el director de Telesur al afirmar que «se acabó el tiempo de la retórica. Es tiempo de acciones concretas.» Sin embargo, Lombardi insistió en subrayar la relevancia de acciones conjuntas ya realizadas por algunas de estas redes a partir de temas concretos —como la educación radiofónica—. «Estamos trabajando.»
Carlos Ribadeneyra, de AMARC, estuvo de acuerdo con Aram Aharonián al afirmar que «tenemos que hacer nosotros mismos lo que siempre recomendamos a nuestros oyentes: únanse, organícense, luchen juntos. Es hora de sacar algunas camisetas institucionales y avanzar en la sumatoria de esfuerzos» y citó a Decal (Campaña Continental por los Derechos de la Comunicación) como un buen comienzo en este sentido. «Tenemos que recrear nuestras redes sin temor a los cambios. Tenemos que ser creativos y democráticos de hecho, capaces de compartir el poder, reconocer nuestros errores y corregirlos, hacer práctico nuestro discurso.»
Como sugerencia de estrategia de trabajo a seguir, Aharonián repitió lo que había dicho en el panel de la mañana, sobre «Derecho a la Comunicación»: «en América Latina no tenemos contenido suficiente para hacerle frente a la industria de comunicación masiva del Norte. Tenemos que crear una industria latinoamericana de audiovisuales, producir contenidos —no sólo informativos sino también de entretenimiento—. Tenemos que buscar alianzas con emisoras comunitarias, públicas, educativas, estatales, universitarias. Formar un enorme banco de contenidos. Si no tenemos buenos contenidos propios, seguiremos repitiendo los del enemigo.»