En este artículo el miembro de APC Nodo Tau hace un balance de su experiencia con el programa enREDando, responsable de los telecentros comunitarios de informática en Rosario, Argentina. Se trata de “un lugar donde las comunidades más pobres aprenden en forma colectiva el uso de las nuevas tecnologías, producen conocimientos útiles para mejorar su calidad de vida, se informan sobre sus derechos” y mucho más.
En el año 2001, la asociación civil Nodo Tau de Rosario, Santa Fe, puso en marcha el Programa enREDando, destinado a democratizar y facilitar el acceso a las nuevas tecnologías de información y comunicación a personas y organizaciones comprometidas con la lucha contra la exclusión y la pobreza, a la vez de promover su conocimiento, relacionamiento y colaboración mutua. A cuatro años de su nacimiento, aquí les presentamos un diagnóstico de esta red de Telecentros de la que todos y todas podemos formar parte.
El programa enREDando llevado adelante por Nodo Tau tiene tres grandes líneas de trabajo: el sitio web regional de organizaciones comunitarias www.enredando.org.ar, la capacitación en informática a organizaciones y los Telecentros Comunitarios de Informática.
Que los sectores más pobres capitalicen las amplias posibilidades para el conocimiento y la inclusión que brindan el uso de la computadora e internet en sus procesos educativos y de organización es el principal objetivo de este programa.
Nodo Tau, a través del Programa enREDando, colabora en la creación de Telecentros Comunitarios de Informática (TCI) capacitando a la propia comunidad, muy especialmente a los jóvenes, en la gestión de los mismos. Los Telecentros son espacios de uso comunitario de informática y servicios de internet con el objetivo de fortalecer los proyectos que cada organización lleva adelante y favorecer la inclusión digital. Desde Nodo Tau se hace un acompañamiento permanente de las organizaciones y sus Telecentros, ya sea en los encuentros de la Red de Telecentros, que son una instancia de intercambio y formación, ya sea en el apoyo técnico permanente, ya sea en las listas de correo, boletines y el sitio web participativo.
¿Qué son los Telecentros Comunitarios de Informática?
Un TCI es muy diferente a un cyber café, es un lugar donde los más pobres aprenden en forma colectiva el uso de las nuevas tecnologías, investigan y producen conocimientos útiles para mejorar la calidad de vida de su comunidad, se informan de sus derechos, entablan relaciones con otras comunidades, publican sus opiniones y relatan la vida de su región, y así entre todas éstas posibilidades intentan superar la exclusión digital. Todo ésto se genera en un ambiente de colaboración mutua y de amplia participación ciudadana. Una iniciativa de inclusión digital que colabora fuertemente en la inclusión social y desarrollo de la ciudadanía, sin plantear ambos como excluyentes.
En un Telecentro Comunitario de Informática, las actividades que se desarrollan son múltiples: capacitación en informática e Internet; talleres referidos a temas que mejoren la calidad de vida del barrio, utilizando los recursos y la información de la red; correo electrónico y navegación por internet; búsqueda de información; apoyo a las pequeñas empresas del barrio; generación de noticias e información local; acceso a trámites e información pública; servicios gráficos. Además, en algunos TCI se ofrecen cursos de software libre, programación, armados de redes y otros servicios de valor agregado que mejoran las posibilidades de toda la comunidad y amplían el horizonte laboral de los jóvenes.
Los Telecentros se han difundido a lo largo de toda América Latina y las experiencias son de lo más diversas. Mejorar la calidad de vida, estimular la creatividad de los jóvenes, favorecer el comercio y la producción local, fortalecer la conciencia cívica y la democracia, romper el aislamiento de comunidades alejadas como las rurales, promover la colaboración mutua y la ayuda solidaria, lograr la atención de los medios masivos de comunicación frente a situaciones de injusticia, son sólo algunos de los aspectos que se han puesto de manifiesto con el buen uso de un Telecentro.
Los y las protagonistas en un Telecentro Comunitario pueden ser: los vecinos y vecinas del barrio que tienen particularidades que los diferencian de otros; la comunidad u organización anfitriona, porque generalmente los Telecentros se ubican en el local de una organización no gubernamental, escuela, vecinal, parroquia o cualquier otro tipo de organización comunitaria; la institución de apoyo, como es en este caso el Nodo Tau; los/as coordinadores/as, que son quienes colaboran todos los días para que el Telecentro funcione correctamente; los/as capacitadores/as, es decir, personas de la comunidad preparadas para capacitar a quienes empiezan a hacer uso del Telecentro; los/as usuarios/as, o sea, vecinos y vecinas del barrio que irán integrándose como usuarias y usuarios del Telecentro gracias a la capacitación.
Un buen funcionamiento del Telecentro depende de que logre estar al servicio de las necesidades del barrio, que se sume armónicamente a las actividades de la organización anfitriona sin perturbarlas, que mantenga una relación clara y constructiva de colaboración con la institución de apoyo, que los y las coordinadoras sean responsables y efectivos en su trabajo y sobre todo que los usuarias y usuarios crezcan cada día en número y calidad de uso del mismo y que se sientan satisfechos por los servicios que brinda.
La experiencia de estos años ha demostrado que los Telecentros que mayor utilidad han brindado son aquellos donde existe una comunidad comprometida con el mismo y algunas personas responsables y con inserción en su comunidad que se encargan que el Telecentro funcione cotidianamente: quienes desarrollan esa tarea son los/as coordinadores/as.
La diversidad de las tareas que realizan los/as coordinadores/as depende mucho del tipo de Telecentro, que pueden ser muy variados. Una lista aproximada de actividades podría incluir: apertura y cierre del Telecentro en los horarios fijados por la comunidad; asistencia a los usuarios y usuarias en los servicios durante las horas de atención; dictado de talleres y cursos; cobro de servicios; mantenimiento básico del equipamiento y cuidado de las computadoras; comunicarse con la organización de apoyo para los temas demandados en el Telecentro; promoción del uso del Telecentro; realización de algunos servicios adicionales como impresiones o scaneos.
El papel de los/as coordinadores/as en los Telecentros es fundamental. Leandro Villalba, del Telecentro del Centro Ecuménico Poriajhú, sostiene que el papel del coordinador consiste en “animar la participación y generar un espacio donde la gente pueda sentirse protagonista de construír un acercamiento a las tecnologías de la información y comunicación. Eso es lo que permite generar comunidad, cuando la gente participa desde los diferentes lugares, tanto los coordinadores, los referentes de la organización, la sociedad civil en el barrio”. Griselda Covalinc, del Telecentro de la Cooperativa de Trabajo La Constructora, coincide: “el papel de los coordinadores me parece de suma importancia, porque para llevar adelante un proyecto se necesita de un trabajo en equipo, se necesita de un control y el equipo de coordinadores es muy importante dentro de esta tarea. Y por sobre todas las cosas, personas que se dediquen a la educación propiamente dicha”. Jessica, del Telecentro del CEDIPF agrega que “como referentes institucionales, vamos a tener que saber muy bien cómo presentar y cómo transmitir esta idea que me parece que es riquísima. Porque esto por ahí quedó entre nosotros, todavía no lo hemos podido difundir”.
Maria Rosa Helguera, coordinadora del Telecentro de la Escuela Paulo VI coincide en la importancia del papel del coordinador o coordinadora en el Telecentro pero cuestiona que “dentro de la institución a veces no se los consulta ni se los toma en cuenta como se debería”.
Si bien la importancia de los coordinadores y coordinadoras es fundamental, no debe descansar en ellas y ellos toda la responsabilidad de la vida del Telecentro. El TCI debe estar gestionado por una comisión preocupada por sus objetivos, financiamiento, coordinación con otras actividades y proyectos de la institución.
¿Dónde están, qué hacen?
La mayoría de los TCI abarcan distintos barrios de Rosario y hay uno instalado en Capitán Bermúdez. Las organizaciones que hoy están llevando adelante la gestión de sus propios TCI son Aire Libre, Centro Comunitario CEDIPF, Cooperativa de Trabajo La Constructora, Parroquia Cristo Redentor, Centro Comunitario La Casita, Centro Comunitario Las Hermanitas, Escuela Paulo VI, Centro Ecuménico Poriajhú, Escuela Puig, Nodo Tau y Centro Comunitario Todos/as por Todas/os.
Como puede observarse, la creación de los Telecentros se da sobre la base de grupos organizados con trayectoria y reconocidos en el lugar y con personas comprometidas en sus proyectos, que garanticen la gestión y mantenimiento de los mismos.
De la mano de esto, el Programa enREDando prevee el aporte solidario de empresas y particulares para que donen equipamiento informático en desuso con el que se crearán y mantendrán actualizados los Telecentros.
El Telecentro de Aire Libre funciona dentro de las Instalaciones que el Centro Comunitario y FM comunitaria Aire Libre posee en la intersección de la calles Virasoro y Tte. Agneta, en la ciudad de Rosario. Consta de una amplia sala con 7 computadoras con conexión permanente a Internet anexa a la Biblioteca Popular Cachilo que tiene 400 socios.
El Telecentro Poriajhú funciona en la casa del Centro Ecuménico Poriajhú, situada en el barrio Copello de la localidad de Capitán Bemúdez, uno de los barrios más pobres y marginados de la ciudad. Hay una sala con cinco computadoras, tienen conexión a internet y van a tener banda ancha muy pronto cuando lleguen máquinas más nuevas tras haber logrado la aprobación de un Plan Manos a la Obra. Además van a modificar el edificio y el Telecentro va a disponer de un espacio más amplio.
El Telecentro de la Escuela Puig funciona dentro de la Escuela Pública José María Puig, en Fisherton Norte. La escuela tiene una sala con 15 computadoras donadas oportunamente por el Rotary Club, que fueron reacondicionadas y conectadas a banda ancha de Internet sostenida por el mismo club durante un año.
El Telecentro Cristo Redentor funciona en la Parroquia junto a una biblioteca popular. Se dan clases de computación a un costo muy bajo, para que sea accesible y con grupos muy reducidos, ya que solo tienen 3 computadoras.
Los/as coordinadores/as destacan permanentemente la importancia que estos espacios tienen en sus barrios. Griselda aporta que la apertura del Telecentro en el barrio toba de Travesía y Almafuerte “va a significar un crecimiento para el barrio desde el punto de vista educativo para los niños, va a significar una inserción para los chicos que no tienen o no van a tener la posibilidad de estar alguna vez frente a una computadora, el Telecentro les va a ayudar en su desarrollo personal”.
Maria Rosa, coordinadora del Telecentro Paulo Sexto, sostiene que “la gente lo conoce y manejan internet, más que nada los chicos. En el barrio se conoce” y aclara que “por ahí no está el acceso a todos todavía porque se da prioridad más que nada a los chicos del colegio”. Griselda, del Telecentro de la Cooperativa de Trabajo La Constructora, opina lo mismo sobre el TCI que pronto coordinará: “la gente conoce, sabe de qué se trata. Algunos demuestran interés y otros no pero me parece que una vez que esté instalado y vean concretamente de qué se trata me parece que se van a interesar”. Y Jessica, del Telecentro del CEDIPF que abrirá sus puertas muy pronto, expresa que el Telecentro “va a captar mucho la atención de los jóvenes. Nosotros tenemos una población bastante grande de chicos jóvenes, entre 13 y 18 años y no tenemos una oferta para darles. Por ahí hemos tenido algunos programas de capacitación en oficios o chicos que han terminado la parte de apoyo escolar que es lo más nuclear en el CEDIPF y son chicos que por ahí vuelven pero no tenemos cosas para ofrecerles. Entonces me parece que el Telecentro los convocaría muchísimo y les permitiría una inclusión en todo lo que es este nuevo medio que para ellos es muy difícil de ver”.
Pero Maria Cristina Ojeda del Telecentro Cristo Redentor comenta que, en el caso del Telecentro que coordina, “la gente del barrio aún no ve la utilidad, son pocos los que han hecho cursos. Tal vez no lo hemos dado a conocer lo suficiente pero también pasa que somos pocos trabajando y no tenemos un horario muy amplio. Además, el lugar físico donde está ubicado el Telecentro es una parroquia, así que la relación es con otras instituciones que componen la misma: algunas son Cáritas, Legión de María y Catequesis. En los alrededores aún no hemos hecho contacto”.
¿Qué necesitan?
Las necesidades en los TCI son varias, especialmente la conectividad. En el Telecentro Paulo VI hacen falta computadoras más nuevas y con conexión a Internet. En el Telecentro Cristo Redentor, uno de los recursos que más se necesitan son los humanos, una o dos personas más que quieran colaborar, para tener las puertas del Telecentro abiertas durante más tiempo y para hacer más publicidad del lugar. Otra necesidad también muy importante es la conectividad a internet y su mantenimiento mensual. “Una vez que tengamos estas dos cosas resueltas, la gente seguro se acercará y tal vez estemos mas cerca de la sostenibilidad propia o al menos en alto porcentaje. El aprendizaje previo es importante pero con internet se complementa y serviría también para la biblioteca y el uso de la misma por parte de los chicos que van a la escuela, que por suerte son muchos en la zona”, sostiene Cristina.
enREDando Telecentros
Todos los TCI forman parte de la Red de Telecentros, un espacio que se define según sus miembros por la posibilidad de compartir aprendizajes y apoyarse en las dificultades.
“La red es sumamente importante para crecer ya que uno se siente acompañado y apoyado. Es muy diferente que trabajar solo, en particular en este tipo de tareas tan humanas. Los desafios son ayudarnos y complementarnos en las necesidades que tengamos, siempre es posible que alguien tenga lo que otro no tiene y además siempre trabajamos juntos para mejorar la capacitación que se brinda en los distintos Telecentros”, relata Cristina.
Griselda del Telecentro de la Cooperativa de Trabajo La Constructora, coincide en que el papel de la red “es de suma importancia por el hecho de saber que hay mucha gente que está luchando por esta inclusión social. Hay varios grupos que están con el mismo sentir y con el mismo deseo de brindar oportunidades a los chicos y me parece de suma importancia el hecho de estar comunicados, de poder compartir esta tarea y de brindarnos ayuda desde los distintos Telecentros”. Leandro de Poriajhú también destaca el compartir y el apoyo mutuo que brinda la red: “es un espacio importante para conocer las experiencias en cada uno de los barrios en que se trabaja. Todos sabemos que si bien hay cosas muy parecidas, cada barrio es un mundo. Y son las personas que trabajan ahí las que realmente conocen cuáles son las formas para incidir y modificar cosas. Y esto enriquece el trabajo de cada uno, porque se puede compartir”.
Programa de Padrinos y Madrinas para los Telecentros Comunitarios de Informática
Mediante la formación de formadores, Nodo TAU trata de surfear por encima del desafío argentino