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“Plasmemos un sueño colectivo para los territorios en los que nos encontramos”. En torno a esta idea giró el encuentro latinoamericano del proyecto LocNet, celebrado entre el 17 y 20 de noviembre de 2022 en Fusagasugá Colombia. Convocado por Rhizomatica, APC y Redes AC, permitió fortalecer vínculos entre personas y organizaciones, hacer un diagnóstico del estado actual en los territorios y las organizaciones participantes y conversar sobre los avances y retos en torno a redes comunitarias. En el centro, la participación de los jóvenes, las mujeres, los pueblos indígenas y los movimientos sociales. 

Contexto actual de las redes comunitarias

A su llegada, los y las participantes se encontraron con un grupo de 60 personas que estaba culminando el diplomado para promotores/as técnicos en comunicación comunitaria promovido por la Unión Internacional de Telecomunicaciones y otras organizaciones. Allí se abrió la oportunidad de compartir historias de vida de lo que había sido para cada quien llegar a este momento de encuentro.

Al siguiente día, el grupo se centró en recordar de dónde venía cada quién, elaborando un mandala de frutas con el que se evocó lo que cada cual traía desde sus territorios. A través de juegos y dinámicas se dio la oportunidad de conocer un poco más de la vida de quienes allí compartieron.

El encuentro se centró en temas relevantes para los colectivos: el fortalecimiento de la lengua, la soberanía alimentaria, el fortalecimiento de unidades productivas, la espiritualidad, la recuperación de la memoria, el derecho a ejercer la palabra, la protección de los territorio y, de forma global, la integración de ese nuevo mundo posible que las comunidades sueñan.

Se partió de los contextos de cada país, antes de profundizar en la situación particular de los distintos territorios. Se pudo ver que muchas de las problemáticas y oportunidades son compartidas. Se hizo visible la gran diversidad de tecnologías que se han ido utilizando en los distintos procesos: radio HF en Brasil, Ecuador , México y Costa Rica, telefonía celular en México y Colombia, redes de internet e intranet en distintos países de Latinoamérica, como ColombiaCosta RicaBrasil. Muchas de ellas usando libre router, redes de altoparlantes, pruebas de hardware y software libre, fibra óptica o implementación de modelos alternativos para operadores móviles virtuales. Además se presentaron oportunidades en algunos países frente al aprovechamiento de redes nacionales de fibra óptica y las se dieron a conocer las amplias y sólidas redes de radios comunitarias. 

Entre los retos más importantes, se planteó la apropiación y uso tecnológico por parte de las comunidades. La entrada de multinacionales o proveedores de internet ajenos a la comunidad han generado una pérdida de la cultura e identidad, poca generación local de contenidos y uso desmedido de tecnología. A esto se han sumado los altos costos de acceso a internet y la complejidad del mundo digital, que no es fácilmente comprensible para todos los habitantes. Ante esto, el grupo destacó la importancia de reflexionar sobre la autonomía y soberanía tecnológica, avanzar en formación y capacitación digital, creación de contenidos propios, pero sobre todo en vincular los procesos tecnológicos a los procesos sociales y planes de vida de las comunidades. De este modo se pueden fortalecer los sueños y atender a las necesidades a través de comunidades organizadas donde lo que prime sea la comunicación para el buen vivir.

Algunos retos de los territorios afectan particularmente a las mujeres. Ellas sufren violencia sistemática, precarización laboral y poca participación en espacios públicos. Además, se enfrentan al no reconocimiento de las labores de cuidado y en general al machismo que se refleja en distintas áreas de la vida. En este contexto, los procesos de redes comunitarias cobran especial relevancia en tanto pueden ayudar a visibilizar el liderazgo y trabajo comunitario de las mujeres, brindarles oportunidades de trabajo, fortalecer sus organizaciones y propiciar el empoderamiento económico y socio afectivo. Para ello, es fundamental que se actúe desde un enfoque de género y se haga una reflexión constante de la participación en los procesos.

Un sueño colectivo

“Plasememos un sueño colectivo para los territorios en los que nos encontramos”, se planteó en el encuentro. Se inició respirando y visualizando como serían los territorios soñados para quienes los habitan y el entorno. Esta visión se plasmó en un mandala cuyo centro fue una espiral que se va llenando de formas y colores y alrededor se encuentran los cuatro elementos: tierra, fuego, agua y aire. En cada uno se refleja el sueño para los territorios de protección de la naturaleza y de la vida misma.

La espiral simboliza la vida que se va abriendo paso, en la que se va creciendo, cambiando, aprendiendo en equilibrio y armonía, pero que también nos permite volver al origen a donde pertenecemos.

“El centro de la espiral es un símbolo con el que me he identificado desde hace mucho tiempo porque representa el cambio; pero también el volver al centro y estar siempre en una constante transformación; había una palabra: insilio, contrario al exilio. El insilio es esa decisión propia, voluntaria, de volver al origen, a donde creemos pertenecer; y en ese volver es donde las comunicaciones, las redes comunitarias, donde entran, donde inciden, y donde nos permiten de esta manera reflexionada, de esta manera distinta de ver las cosas, de ver la vida, como podemos integrarlas a nuestro entorno, a ese entorno que queremos ver distinto, ver mejor, no solo para nosotros, sino para todos los demás que están por vivir en nuestro entorno”.

En la tierra se plasmó la semilla, la riqueza de los alimentos, que deben ser cuidadosamente cultivados de forma colectiva, protegiendo la naturaleza. Allí también se encuentran los animales, las plantas sagradas, que tienen la sabiduria y nos permiten unirnos con lo profundo del territorio.

“Vivo en una comunidad, en un territorio en el que trabajamos la tierra; está sufriendo de mucha contaminación. Puse las manos que trabajan y cuidan la tierra. Nosotros decidimos cómo cuidarla; al cuidarla sale el maíz y la vida en armonía; para que el maíz crezca necesitamos del agua y del viento.”

En el fuego se refleja el trabajo en comunidad, la música, el baile que se reunen alrededor de la llama y la olla para celebrar la vida.

“En el elemento fuego tratamos de trabajar el avivamiento de la llama de la esperanza; esa llama que nos une como pueblos, como comunidad, como nación; a través del baile y los instrumentos. (estos últimos) son unos elementos de comunicación que se han usado desde hace mucho tiempo atrás y todavía las seguimos usando y están allí presentes. Podemos observar que están las palomas, como un llamado a la esperanza a que no perdamos esas ganas de seguir, que mantengamos la unión, la hermandad desde nuestras diferentes regiones y países , es mantener esa fe y esa llama viva y esperanza para seguir construyendo desde la comunicación”

El agua simboliza la fluidez de la vida, que limpia, sana, cuida, que da vida, allí están las mujeres reunidas construyendo, celebrando y criando, así como las niñas y niños jugando y conviviendo con la naturaleza.

“Este sueño expresa la alegría de vivir, expresada en los círculos de mujeres, en los niños que están nadando en ríos de agua limpia, que conocen su territorio. Los círculos de mujeres que se reúnen y se fortalecen y desde (allí) se potencializa la vida comunitaria, desde el diálogo, sanándose, conteniéndose. Es un sueño de cariño, de colaboración para hacerlo todo en colectivo; es un sueño de compartir saberes, tiempo e ideas, pero todo en un sentido del goce, de la alegría, desde una responsabilidad de vida.”

El aire es por donde circula la palabra y la música , las historias que se tejen en las comunidades, también por donde fluyen las ondas electromagnéticas donde también se transmiten estas historias.

“Esta circularidad del mandala me habla de la necesidad del sueño con una economía circular, economía del cuidado que todo se recicla, que todo vuelve, que está en movimiento. La economía del cuidado y circular como guardianas de los cuatro elementos; considero que la naturaleza que está en los cuatro elementos, también la armonía debe estar en la cultura, en lo que los seres humanos creamos. Cuando esas creaciones tienen que ver con la comunicación (que se ubica con el viento) deben ser creaciones humanas para ayudar a conservar los elementos y esa circularidad y el movimiento; vivimos hoy en algo muy lineal.”

Y así con reflexiones sobre la vida, el origen y el rol de la tecnología terminó esta jornada de soñar en colectivo.

“Esta armonía y diversidad en el dibujo; la espiral que representa el sueño se ve afectada por el consumo tecnológico. Para poder realmente alcanzar este sueño debemos lograr repensar el consumo tecnológico, reducir el consumo tecnológico, y que todos estos proyectos estén atravesados por la reflexión del impacto de la tecnología en este sueño”.

Lecciones y planes para el futuro

La tercera y última jornada estuvo dedicada a identificar lecciones aprendidas durante el trabajo con redes comunitarias en los últimos años y a la reflexión sobre el futuro.

Se destacó la importancia de cómo se trabajan los proyectos, poniendo atención al autocuidado, el aprender colectivo, a la participación de las comunidades y la reflexión profunda sobre el uso e impacto de las tecnologías. También se habló de la necesidad de flexibilidad y adaptación con los tiempos comunitarios, el uso de metodologías ligadas a la educación popular, que se adapten a los modos de vida de las comunidades y la importancia del trabajo colaborativo.

Se destacó que las redes comunitarias son puntos de encuentro que van más allá de la conexión, son espacios de creación humana y colectiva que aportan a otros procesos que se desarrollan en las comunidades, por ejemplo para afrontar el cambio climático, la gestión ambiental, la economía propia.

Finalmente se habló del afecto como elemento fundamental en la constitución de las redes comunitarias, donde se generan espacios de confianza, intercambio, solidaridad y cooperación.

A la hora de pensar en el futuro un punto vital fue el fortalecimiento de los lazos de las redes comunitarias con los procesos que se llevan a cabo en los territorios, la agroecología, el cuidado de la vida, las respuestas a la crisis climática, reconociendo los saberes locales. Estos procesos deben ser diversos y reflexivos respecto al papel de las tecnologías en los territorios, para que sean tecnologías que fortalezcan la autonomía y la armonía de las comunidades. Se destacó la importancia de propiciar la creación de contenidos locales que conecten con la vida y de fortalecer los afectos, propiciando mas intercambios entre los territorios, así como proceso de formación, consolidando las alianzas y diálogos de saberes.

Así finalizó el encuentro latinoaméricano de Locnet, un espacio para reencontrarse, compartir y soñar en colectivo.

 

Redes de acceso local o LocNet, por su sigla en inglés, es una iniciativa de apoyo a las redes comunitarias y otras iniciativas de conectividad con base en la comunidad en Africa, Asia y LAC a cargo de APC junto con Rhizomatica.