Entre los temas emergentes designados para la agenda de la quinta reunión del Foro de Gobernanza de Internet (FGI) se encuentra el de la computación en nube (del inglés cloud computing).
En el último día de la reunión de Vilnius se ofreció un panorama de esta cuestión desde las perspectivas normativa y técnica y en ella se hizo una exploración inicial de las posibles consideraciones de la gobernanza de internet en el marco de la computación en nube.
Según la definición de Wikipedia “la computación en nube es un nuevo modelo de prestación de servicios de negocio y tecnología, que permite al usuario acceder a un catálogo de servicios estandarizados y responder a las necesidades de su negocio, de forma flexible y adaptativa, en caso de demandas no previsibles o de picos de trabajo, pagando únicamente por el consumo efectuado.
El cambio paradigmático que ofrece la computación en nube es que permite aumentar el número de servicios basados en la web. Esto genera beneficios tanto para los proveedores, que pueden ofrecer, de forma más rápida y eficiente, un mayor número de servicios, como para los usuarios que tienen la posibilidad de acceder a ellos, disfrutando de la transparencia e inmediatez del sistema y de un modelo de pago por consumo.”
La computación en nube ofrece la utilización de lo que una empresa requiere, sin tener que hacer gastos innecesarios y la posibilidad de almacenamiento seguro en internet, es un servicio fácil de emplear y que brinda la posibilidad de acceder desde cualquier parte del mundo. De este modo dentro de las ventajas de esta tendencia se encuentran: la independencia de un sistema operativo específico, la reducción de costos, pues no se necesita instalar ningún hardware o software especial, la gran capacidad de personalización, las actualizaciones automáticas, las cuales el usuario ni siquiera las percibe, entre otras. Acorde a esta línea se encuentra disponible el video de la participación de Luis Magalhães de la Agência para a Sociedade do Conhecimento de Portugal.
Sin embargo y a pesar de los beneficios planteados por la nueva tendencia, en la sesión plenaria se trató de responder algunas interrogantes importantes. ¿Por qué los usuarios deberían usarla? ¿Cuán ecológica es la nube en internet? ¿Dónde se ubican las normas abiertas? Así mismo se reflexionó sobre las cuestiones de la infraestructura, equipos y entornos; además de la privacidad, integridad, confianza en la nube, políticas públicas y reglamentación. Así como las consecuencias de la computación en nube.
Al hablar de computación en nube, es común asociar los servicios brindados por Google Apps. Ante los cuestionamientos sobre la seguridad de la nube Alex Rodriguez-Torres (Product Manager Enterprise de Google), afirma que “La seguridad es más efectiva en la nube”, y argumentó: “Si tenemos en cuenta que el 60% de la información de las empresas se encuentra en sistemas no protegidos; que 1 de cada 10 notebooks es robada 10 meses después de su compra; y que el 60% de los propietarios de pendrives dice haber perdido el dispositivo, resulta lógico que es mejor que la información se mantenga en la nube y no dentro de un equipo físico.”
En la sesión que se desarrolló en Lituania varios participantes esbozaron algunos de los problemas que plantea el uso de la computación en nube, dentro de los más importantes se encuentra el de la privacidad y seguridad de los datos. Siempre que un usuario deje sus archivos en un servidor de terceros, será un riesgo. Por otro lado se habló de la dependencia con el proveedor del servicio. Si un usuario depende totalmente de este último (tanto para ver como para modificar sus archivos), si por alguna razón el servicio falla, el usuario simplemente no podrá hacer nada para solucionar el problema.
Una de las preocupaciones de los expertos en este campo es que la mayor parte de los usuarios no tiene idea de las condiciones en que se almacenan y acceden a sus datos. Los datos no sólo se suelen usar con fines comerciales, sino que los datos personales están disponibles para otros usos y a veces se pueden vender legalmente.
Así mismo el marco reglamentario para la computación en nube no ha dejado de ser un tema de debate. La seguridad suele expresarse recurriendo a la confianza. En el modelo de computación en nube se vuelve difícil saber en quién se está depositando la confianza y de acuerdo a qué reglas se opera. Algunos han sugerido que es necesario establecer mecanismos operativos de cumplimiento de la ley que se ocupen de las cuestiones de la seguridad y la privacidad de los datos almacenados en la nube.
Lo cierto es que en la tierra o en la nube la seguridad sigue siendo un tema polémico y difícil de resolver.