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Como parte de la publicación del nuevo número de la revista digital Telecomunicaciones de América Latina, que aborda aspectos relativos a la ciberseguridad, la inclusión, derechos de los usuarios, o privacidad y tratamiento de datos personales, ASIET entrevistó a Valeria Betancourt, directora del Programa de políticas de información y comunicación de APC.  La revista completa puede leerse aquí.

ASIET: Cuéntenos acerca de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, su función y proyectos en marcha, además de sobre su responsabilidad dentro de la Asociación.

Valeria Betancourt: La Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) es una red y organización internacional que trabaja para apoyar a organizaciones, movimientos sociales e individuos en el uso de las tecnologías de información y comunicación para crear comunidades e iniciativas que contribuyan al desarrollo, la justicia social, la participación política y la sostenibilidad ambiental. Trabajamos por un futuro en el que todas las personastengan un acceso fácil y de bajo costo a una internet libre y abierta. Nuestros miembros son grupos que trabajan en sus países para promover la misión que comparten con APC.

La red global de miembros y el equipo de la organización está altamente calificado en el ámbito de las políticas y prácticas de internet a nivel nacional, regional y global. Esta identidad coloca a APC en una posición para efectuar cambios de políticas de alto nivel mientras tiene una comprensión bien arraigada de lo que está sucediendo en el terreno. La experiencia de APC en la implementación de iniciativas nacionales, regionales y globales nos permite desarrollar soluciones innovadoras y de acceso comunitario y de conectividad, abogar por un enfoque basado en los derechos para el acceso y la gobernanza de internet, desarrollar capacidades en el movimiento de mujeres y otros movimientos sociales y trabajar en asociación con un amplia gama de personas e instituciones. APC fue establecida como red internacional en 1990 y tiene estatus consultivo ante Naciones Unidas.

Entre los proyectos más paradigmáticos que al momento implementa APC, se cuentan, entre otros:

  • El Monitor mundial sobre la sociedad de la información (GISWatch). Se trata de un informe anual producido por la red de APC y sus aliados, que explora el progreso alcanzado en la creación de una sociedad de la información exclusiva en todo el mundo (en especial en la implementación de los objetivos de la CMSI), promueve el debate crítico y fortalece el trabajo en red y la incidencia por una sociedad de la información justa e inclusiva.

  • Conectar a los no conectados: apoyo a las redes comunitarias y otras iniciativas de conectividad con base en la comunidad. El proyecto contribuye a la formación de un ecosistema propicio para el surgimiento y el crecimiento.

  • Escuela Africana de Gobernanza de Internet, es un curso residencial anual de cinco días orientado a dotar a actores africanos de diversossectores de habilidades para participar en estructuras de gobernanza de internet locales e internacionales y dar forma al futuro del panorama de internet para el desarrollo de África.

  • Desafiar las narrativas de odio y las violaciones de la libertad religiosa y de expresión en línea en Asia, un proyecto sque e construye sobre análisis previo y busca proteger y promover el respeto por la libertad religiosa y la libertad de expresión en internet, en particular oponiéndose al discurso en línea que incita al odio sobre bases religiosas y generando narrativas que defiendan las opiniones seculares y diversas referidas a la religión. Este proyecto se concentra en cinco países del Sur y Sudeste de Asia: Bangladesh, India, Indonesia, Myanmar y Pakistán, que se caracterizan por la presencia de comunidades religiosas mayoritarias y plantean desafíos para secularistas y minorías.

  • Red de investigación por una internet feminista, que se enfoca en crear una internet feminista lo suficientemente crítica como para producir cambios en las estructuras de poder ya imbuidas de cuestiones de género que existen en línea y fuera de línea. Los miembros de la red realizarán investigaciones basadas en datos que brinden pruebas suficientes como para provocar un cambio político y legal, así como cambios en el discurso en torno a los derechos en internet. El objetivo más amplio es asegurar que se tengan en cuenta las necesidades de las mujeres, las personas de género diverso y las personas queer a la hora de los debates sobre políticas de internet y la toma de decisiones.

  • ¡Dominemos la tecnología!, es un llamado a todas las personas, sobre todo mujeres y niñas, a tomar el control de la tecnología para terminar con la violencia contra las mujeres. Se trata de un proyecto de campaña global y colaborativo que pone en relieve el problema de la violencia contra las mujeres relacionada con la tecnología, junto con la presentación de resultados de investigación y soluciones en el mundo entero.

  • GenderIT.org es un proyecto y espacio bilingüe de promoción feminista que explora cuestiones relacionadas con el género y las tecnologías de información y comunicación.

  • Garantizar los derechos humanos en línea en África mediante una red fuerte y activa en torno a la Declaración Africana sobre Derechos y Libertades en Internet, apunta a abordar más efectivamente las amenazas y promover los derechos humanos en la región mediante el fortalecimiento de capacidades del Secretariado, de la Coalición de la declaración africana y de organizaciones de la sociedad civil para el desarrollo de políticas y en respuesta a violaciones a los derechos humanos en internet.

Mi rol en APC está centrado en la dirección del Programa de Políticas de Información y Comunicación (CIPP), cuyo propósito es responder a problemas relacionados con el acceso, la gobernanza y los derechos en internet de un modo consistente, sistemático e integrado, teniendo en cuenta las particularidades en Asia, África y América Latina y buscando una dinámica multi-direccional entre lo nacional, lo global y lo regional. El programa genera ideas y análisis a través de investigaciones sobre temas clave; facilita interacciones entre movimientos; promueve la autonomía individual y colectiva de personas que defienden los derechos humanos en línea; propone puntos de vista alternativos sobre los efectos transformadores de la tecnología; desarrolla capacidades de la sociedad civil y otros actores para el involucramiento en aspectos y procesos de internet, incluidos los relacionados con políticas; y aboga por opciones políticas y soluciones favorables a los derechos humanos a nivel global, regional y nacional.

ASIET: Usted ha trabajado intensamente en el tema de la inclusión digital, una cuestión sobre la que ASIET también ha centrado buena parte de su trabajo, ¿considera que el acceso a internet es un derecho, o concretamente, un habilitador de derechos? ¿Cómo podemos avanzar en este sentido?

VB: Desde nuestro punto de vista, el acceso a internet habilita el ejercicio de un amplio rango de derechos humanos en línea y fuera de línea. Sin un acceso a internet asequible y fácil de usar, las personas no pueden disfrutar de sus derechos y participar en las decisiones que les afectan y no pueden ejercer la posibilidad de hacer responsables a los gobiernos y las empresas por la promoción, protección y respeto a los derechos humanos. Sin acceso a internet y sin las habilidades necesarias para aprovechar sus beneficios, no es posible actualmente combatir la discriminación y la desigualdad ni reclamar derechos. En ese sentido, APC entiende el acceso como un tema multi-dimensional que demanda de abordajes y soluciones holísticas.

Para avanzar hacia la inclusión digital es necesario mirar y actuar más allá de la infraestructura de conectividad y centrarse en habilitar condiciones para incrementar la autonomía individual y colectiva y las opciones sobre las maneras en las que las personas pueden conectarse a las tecnologías y espacios digitales. Las personas deben poder determinar las maneras en las que usan, configuran, desarrollan, crean esas tecnologías y esos espacios una vez que están conectadas.

Pensamos que los actuales modelos económicos y regulatorios están exacerbando las desigualdades, la pobreza y la discriminación y es por ello que creemos que es sumamente importante adoptar enfoques y soluciones alternativas y complementarias para lograr cambios en la provisión de servicios de bajo costo. Se precisan de intervenciones integrales para mitigar las barreras políticas, económicas, sociales y culturales que limitan que las personas aprovechen plenamente de los beneficios de la sociedad y economía digital. Nos enfocamos en contribuir a crear un ecosistema habilitador para la emergencia y crecimiento de redes comunitarias y otras iniciativas locales y comunitarias de conectividad en países en desarrollo. Buscamos expandir el impacto, alcance y sostenibilidad del movimiento de redes comunitarias en el Sur global abordando cuestiones de capacidad humana y desafíos de sostenibilidad, así como los obstáculos regulatorios y de política pública que limitan el crecimiento de iniciativas comunitarias de conectividad. Esto incluye, además, promover el acceso a tecnologías digitales abiertas y a espacios libres de censura, vigilancia, acoso y cualquier otra forma de violación de los derechos humanos.

ASIET: En ocasiones pareciera que internet es una realidad paralela donde no se respetan los mismos derechos que en el mundo no virtual, ¿cómo ve esta situación? ¿Cómo valora el estado actual de la privacidad y la protección de los datos personales en la red? ¿Y acerca de la regulación sobre discurso de odio?

VB: Las tecnologías digitales han impactado sustancialmente la manera en la que experimentamos los derechos en línea y fuera de línea. Lo que sucede en la esfera en línea es reflejo y continuación de lo que sucede fuera de línea y viceversa. Es así que las tecnologías y espacios digitales han sido instrumentales para la incidencia orientada a asegurar el respeto a los derechos humanos pero es innegable que también han allanado el camino para nuevas formas de violaciones a los derechos humanos con consecuencias complejas. La digitalización de los distintos aspectos de la vida de las personas en conjunto con la explotación de los datos presentan un riesgo y un desafío inmenso para los derechos de las personas sobre todo debido a que no se ha comprendido que los derechos de las personas deben estar en el centro del desarrollo, despliegue, uso y regulación de internet y otras tecnologías digitales.

En general, no corren vientos propicios para el disfrute de los derechos humanos tanto en línea como fuera de línea. En múltiples ocasiones, los gobiernos están a la vanguardia del control, de la vigilancia, de la censura, de las interrupciones o cortes parciales o totales de internet con los consecuentes efectos en la habilidad de las personas para ejercer sus derechos. A su vez, es innegable que la influencia corporativa, sobre todo la del Norte global, en la configuración de los tecnologías y espacios digitales ha erosionado el carácter público de internet y los derechos humanos. El control y explotación de los datos y de los contenidos en las plataformas exacerba, sin duda alguna, la desigualdad, la discriminación, los ataques, la criminalización y deslegitimización de expresiones y acciones. Tampoco se puede dejar de notar que los espacios digitales están cada vez más permeados por el odio y la discriminación y que afecta de manera particular a personas que están en situación de vulnerabilidad o marginalidad. No dejo de insistir, cada vez que puedo, que los Estados en muchos casos, se han convertido en fuente de inseguridad a través del control y el monitoreo de las conductas, las actividades y los contenidos en línea y que esto se complejiza aún más cuando esos poderes son transferidos a las corporaciones privadas. Se hace caso omiso de las responsabilidades que tienen los Estados de garantizar que ellos, como actores públicos, se ajusten al derecho internacional y a los estándares internacionales de derechos humanos y la responsabilidad que tienen de asegurar que los actores privados actúen en concordancia con ellos.

Se torna necesario reconocer que el panorama de la protección y promoción de los derechos humanos se ha modificado y que los actores privados median y arbitran, en gran medida, los derechos de las personas. Las respuestas, por tanto, deben replantearse también y debe verterse una mirada renovada sobre los mecanismos que se precisan para asegurar y reforzar el ejercicio de derechos en el entorno digital.

ASIET: ¿Cómo puede ayudar internet y las TIC al desarrollo humano y la lucha contra la desigualdad? ¿Cómo observa el papel de la red hoy respecto a la participación del debate público? ¿Y respecto al empoderamiento femenino y el cierre de las brechas de género?

VB: La exclusión, la desigualdad, los desbalances de poder, la discriminación y, en general, todas las formas de opresión, se expresan en la esfera digital no solo como extensión de la dimensión fuera de línea si no que adquieren, además, nuevos matices. Sin embargo, el espacio y las tecnologías digitales ofrecen también la oportunidad de amplificar las voces de los menos aventajados en términos sociales y económicos, de reforzar el sistema democrático, de habilitar la participación ciudadana y de fortalecer la esfera pública. Ya los documentos de la Cumbre Mundial sobre la sociedad de la información lo señalaban: la clave está en colocar a las personas y sus derechos en el centro y orientar el acceso y uso de internet en particular hacia la realización de esos derechos y hacia la construcción de ciudadanía crítica.

Es esencial reconocer que el impacto de la tecnología en las sociedades se enmarca en estructuras de poder existentes y cambiantes y en las inequidades que configuran las realidades sociales, culturales, económicas y políticas. Múltiples factores y fuerzas interactúan en conjunto para reforzar condiciones de inequidad, opresión, exclusión y violencia. La brecha de género y la violencia en línea contra la mujer, por ejemplo, son solo una de las expresiones de ello. El acceso a los recursos y a las condiciones para ejercer derechos dentro y fuera de línea está determinado por las intersecciones de los distintos factores que constituyen las estructuras de poder, las matrices patriarcales y de injusticia, las normas y estereotipos que perpetúan y exacerban la inequidad. En APC pensamos que es esencial adoptar un enfoque feminista de internet que apunte a examinar las diferentes facetas de la intersección entre las tecnologías digitales en red y el feminismo en las áreas de la economía, el acceso, la expresión, la autonomía, la construcción de movimientos, entre otras.

El enfoque feminista para el internet es un llamado para la participación de diversos actores, particularmente del movimiento feminista y de las mujeres, en todos los aspectos relativos al diseño, acceso, uso y desarrollo de la tecnología, particularmente de internet. Para el efecto, a través de encuentros globales con feministas alrededor del mundo, se formularon los principios feministas para internet. No se trata de un conjunto de reglas o recomendaciones, sino de un ejercicio de interrogación basado en la articulación de temas desde una postura feminista. Los principios feministas para internet nombran el tipo de internet que nos gustaría tener y al que estamos contribuyendo a configurar. Una internet feminista trabaja hacia y por el empoderamiento de más mujeres y personas queer en sus diversidades para disfrutar a plenitud de los derechos. Se trata, en definitiva, de un cuestionamiento a las estructuras de poder. En esa medida, ofrecen un punto de entrada para que los movimientos de mujeres, los movimientos feministas articulen y exploren temas relacionados con la tecnología y aborden los derechos humanos en internet a través de una mirada interseccional de género, que dé cabida y que responda a las necesidades de las mujeres, los diversidades de género, las personas queer.

Se trata de una herramienta para la reflexión teórica y la acción práctica orientada a transformar internet generando los cambios necesarios a través del cruce entre derechos, feminismo e internet.

ASIET: ¿Cree necesarios avances regulatorios en el sentido de que existan marcos de actuación a nivel global o regional sobre derechos digitales? ¿Cómo valora el estado actual de los mecanismos de gobernanza, están teniendo un impacto efectivo en las políticas públicas -con especial relevancia a protección de los DDHH? ¿Cómo podemos mejorar este impacto?

VB: Respecto del tema regulatorio, conviene notar que no siempre las soluciones propuestas para responder a problemas generados por el uso de la tecnología son adecuadas y que más bien conducen a nuevos problemas. Es necesario distinguir que algunos problemas demandan soluciones de tipo estructural mientras que otros precisan respuestas de tipo operacional. En todo caso, es imperativo asegurar que independientemente del tipo de respuesta regulatoria, normativa o de política pública que se ofrezca, se conciba y se aplique en alineación con los estándares establecidos de derechos humanos.

No se puede disociar el ejercicio de derechos humanos de la gobernanza de internet. Si los arreglos sobre la gobernanza de internet no se hacen a partir del reconocimiento de que el internet es un bien público global y que debe ser manejado de manera inclusiva, transparente y democrática, será muy difícil que el resultado sea el reforzamiento del ejercicio de derechos humanos. Es necesario, por tanto, reforzar el carácter público de internet y demandar el establecimiento y fortalecimiento de mecanismos participativos, inclusivos, pluralistas, con rendición de cuentas, transparentes de decisiones políticas sobre internet. En general, las estructuras democráticas deben ser reforzadas y para ello es preciso que se fortalezca el Estado de Derecho.