Participar en la Escuela de Gobernanza de Internet de Africa (AfriSIG, por su sigla en inglés) significó para mí varios descubrimientos: que existiera una institución que durante siete años estuviera enseñando de manera organizada este tema complejo, fue la primera lección.
Lo que conocía de gobernanza de internet se debía a la asistencia a varios foros globales, regionales y nacionales sobre el tema. Contar con la posibilidad de aprender los muchos temas de una manera ordenada y coherente le da mucho más sentido a aprovechar aún más estos foros en los que las organizaciones de sociedad civil tienen tantas oportunidades de expresión y participación.
Un segundo aprendizaje fue evidenciar el impacto que tiene AfriSIG entre los diferentes actores interesados de Africa: asistieron representantes de todo el continente pero más interesante aún, que eran representantes del Estado, sociedad civil, el sector privado, el sector técnico y la academia.
La agenda (disponible en ingles aquí) no solo está bien estructurada y es secuencial, sino que fue complementada por personas expertas en cada uno de las 20 sesiones trabajadas. Allí tuve la oportunidad de compartir con los cerca de 50 asistentes nuestra experiencia en impacto que tienen las TIC en el medio ambiente y el cambio climático, especialmente ante la avalancha de datos generados desde las redes 5G, el internet e las cosas y la inteligencia artificial, datos que, con el actual esquema de disponibilidad permanente en la nube, implicarán grandes consumos de energía para mantener los servidores donde se almacenen, 24 horas al día, siete horas a la semana.
Es la primera vez que tengo la oportunidad de trabajar en intensas jornadas de 9 am a 11 pm durante siete días en un ambiente de tanta calidez humana e interés por compartir como el que mostraron los asistentes de decenas de países africanos. Comprobar con ellos cómo existen algunas diferencias pero, más aún, similitudes entre los que nos encontramos promoviendo un internet para el desarrollo tanto en Latinoamerica como en África.
Específicamente, uno de los puntos en los que más encontramos coincidencias fue en la apuesta por las Redes Comunitarias, aquellas que permiten la conexión a internet a de comunidades que habitualmente han estado desconectadas, por encontrarse en regiones apartadas de las grandes ciudades. Una frase quedó retumbando en mi cabeza: “Hemos conectado la mitad más fácil de la población mundial”. Otro aprendizaje importante fue conocer y entender el ecosistema de la gobernanza de internet, sus actores, instituciones y responsabilidades.
Viene ahora el reto de poder replicar una estructura similar en América Latina. Después de siete años, la Escuela de Gobernanza de Internet de África muestra una gran madurez y nivel de credibilidad y convocatoria. Esperemos con la participación de varios actores replicar en nuestro continente algo de similar acogida.