¿Cómo contribuye la comunidad de APC a mejorar la vida de su entorno? En esta columna, destacamos las historias de impacto y de cambio de nuestra red, con el apoyo de los subsidios de APC. El Intercambio tecnológico feminista explora la seguridad digital utilizando un marco feminista colectivo, responsable y flexible.
El trabajo del Programa de derechos de las mujeres (PDM) de APC “surge del reconocimiento del enorme potencial de las TIC para fortalecer el desarrollo social, político, cultural y económico, y progresar en el área de los derechos humanos de las mujeres y las personas de género diverso”. Partiendo de esa base, el PDM se posicionó hace tiempo en la intersección entre los derechos en internet y los movimientos por los derechos de las mujeres y los derechos sexuales.
Gracias a un enfoque estratégico en relación a la construcción de conocimiento, formación, activismo político y creación de movimientos, los proyectos en los que participa el PDM han contribuido a iniciativas que incluyen la narración digital de historias, metodologías de evaluación de género, sexualidad e internet, políticas de género y tecnología, y el uso de la tecnología para luchar contra la violencia hacia las mujeres y las personas de género diverso, entre otras cosas.
Así, el Programa ha ido explorando un amplio abanico de opciones para obtener apoyo y fondos para poder subsidiar proyectos tanto de organizaciones miembro como de otras que no son miembros, abordando la cuestión económica y del poder desde un punto de vista feminista y cambiando las reglas de los llamados tradicionales, así como los requisitos a la hora de presentar informes.
Para el PDM, los subsidios han tenido un papel importante en proyectos como GenARDIS, la campaña ¡Dominemos la tecnología!, el programa EROTICS, la Red de investigación por una internet feminist (FIRN, por su sigla en inglés) y el Intercambio tecnológico feminista (ITF). Todos estos emprendimientos se relacionan directamente con el plan estratégico general de APC que prioriza el hecho de que “las mujeres y personas de sexualidades y géneros diversos participen, diseñen y cocreen internet y las tecnologías digitales, para que estas reflejen y respondan a la realidad que viven”.
Intercambio tecnológico feminista
Desde 2008, el Intercambio tecnológico feminista se dedica a crear “espacios de intercambio y experiencia seguros, creativos y feministas donde la política y la práctica de la tecnología estén informadas por las realidades locales y contextuales de las mujeres y las personas de género diverso”. Desde el marco de los Principios feministas de internet (PFI), el Intercambio ha reunido a activistas por los derechos de las mujeres, movimientos LGBTIQ, organizaciones defensoras de los derechos en internet y los derechos tecnológicos, y defensores/as de los derechos humanos en numerosos encuentros. Las reuniones estuvieron dedicadas a explorar los problemas, las tendencia y la gobernanza de internet y las tecnologías, así como su aplicación para el activismo feminista.
Recientemente, ITF adoptó un enfoque revolucionario al desembolsar pequeños subsidios para numerosas organizaciones. Para determinar cómo asignar los fondos, “decidimos, junto con la red de miembros, formar un subcomité y llevar adelante un pequeño proyecto de asignación de subsidios con el dinero”, explica Jennifer Radloff, coordinadora de la red ITF.
“Los proyectos propuestos tenían que incluir algo relativo a un enfoque feminista de la seguridad digital en contextos locales”, explica Radloff. Además, se elaboraron términos de referencia expresamente vagos para promover una mayor flexibilidad en relación a potenciales participantes. Las organizaciones que recibieron subsidios fueron seleccionadas a través de un proceso de toma colectiva de decisiones: la red evaluó en forma conjunta las propuestas a fin de decidir quién recibiría fondos. “Para mí, esta fue una de las grandes cosas que hicieron que se destacara de lo que había hecho APC en términos de subsidios hasta ese momento”, agregó Radloff.
La seguridad digital como prioridad
Cuando empezaron a llegar las propuestas, quedó claro que el ímpetu inicial de hacer que la red ITF utilizara los fondos para crear y poner a prueba los módulos de capacitación en seguridad digital que se estaban desarrollando no era necesariamente el foco elegido por los miembros. Si bien la seguridad digital era un área de gran preocupación para varios grupos, los enfoques elegidos para enfrentar esos desafíos eran diversos y variados. Por lo tanto, analizar diferentes contextos para definir las necesidades de los miembros era una prioridad evidente, enraizada en la perspectiva feminista.
Adoptar un enfoque colectivo para asignar los fondos fue una práctica feminista, pero el hecho de que podía colocar a APC en una posición de poder en la red era algo que requería de una cuidadosa reflexión y deconstrucción. “Lo que nos genera una cierta aprensión es que no queremos que APC parezca un donante. Tenemos fondos de dinero para distribuir, pero no somos donantes como tal”, señala Radloff. Uno de los elementos claves del proceso fue la exploración de otros tipos de moneda de cambio, como capacidades, conocimientos y trabajo solidario, y también, el reconocimiento del poder del dinero fue un componente consciente y esencial de la asignación de subsidios. Como señala Radloff, “No queríamos algo que afectase a APC o la situase en una posición de poder”.
Priorizar la flexibilidad y la velocidad de respuesta
Además de adaptarse a las necesidades de los miembros, el marco colectivo según el cual ITF asignó los subsidios tuvo en cuenta la posibilidad de brindar apoyo a las organizaciones en momentos críticos, sin la carga y la lentitud de la burocracia.
Una de las cuatro propuestas aceptadas por el Intercambio fue presentada por una red transfeminista de Brasil. Debido al clima político, resultante de la elección del gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro en Brasil, muchas organizaciones de la sociedad civil local se encuentran en una situación precaria y peligrosa, sobre todo las que trabajan con cuestiones de género y feminismo. Dado que los ataques contra las comunidades LGBTIQ aumentaron drásticamente en todo Brasil, se volvió urgente ofrecer capacitación en seguridad digital. Al no tener que lidiar con la pesada burocracia de los grandes donantes, las organizaciones que se presentaron consiguieron fondos rápidamente para poder dar respuesta y apoyar a sus comunidades. Como señala Radloff, “el trabajo que hicieron fue muy útil y la gente se dio cuenta”.
Oportunidades de aprendizaje y requisitos de seguridad
Si tenemos en cuenta el ejemplo de la red transfeminista brasileña, la cuestión de la seguridad agregó un nivel nuevo a la hora de considerar que los/as activistas a cargo de los programas se encontraban en una posición delicada a la hora de realizar un informe: al preparar un informe detallado sobre su trabajo, como suelen exigir muchos de los grandes donantes, correrían el riesgo de quedar expuestos/as y exponer a sus comunidades, poniéndolas en peligro dada la volatilidad de los entornos en los que trabajan (y, por lo tanto, la necesidad de recibir formación en seguridad digital).
Radloff citó a uno de los grupos que recibió un pequeño subsidio, que declaró: “No podemos compartir nuestra lista de participantes. No podemos realizar un informe como nos gustaría, o como se espera que lo hagamos. No podemos mostrarle al enemigo las estrategias que utilizamos”. Como respuesta, los términos de referencia en el contrato con esta organización fueron expresamente amplios (por ejemplo, “capacitación de mujeres en el uso de computadores en Brasil”) a fin de no implicar a nadie.
Por otra parte, el hecho de no haber podido realizar un informe completo implica que se perdieron oportunidades de aprendizaje e intercambio de conocimientos, ya que los procedimientos, los éxitos y desafíos, al igual que las invalorables lecciones aprendidas, no se pudieron compartir. “Buena parte de las cosas increíbles que realiza el proyecto son invisibles”, declara Radloff, haciéndose eco de la frustración que expresan varias organizaciones.
Establecer el delicado equilibrio entre la seguridad de las organizaciones receptoras de los fondos y sus comunidades, conseguir la información necesaria sobre cada proyecto y a la vez cumplir con los requisitos de los donantes constituye un desafío constante que requiere una reflexión y un cuidado considerables. Implica idear nuevas metodologías para realizar informes, metodologías que van más allá de los marcos tradicionales. Como señala Radloff, “tenemos que ir construyendo el camino a medida que avanzamos, creando algo mejor, una manera más creativa de interpretar los resultados del proyecto”.
Este artículo es una versión del relato que aparece destacado en Continuing the conversation: Lessons from APC sub-granting (Continuar la conversación: lecciones aprendidas del programa de subsidios de APC), un informe que presenta los resultados de entrevistas y encuestas realizadas a miembros y socios de APC que recibieron fondos del programa central de subsidios, gracias a la agencia Sida, además de fondos otorgados a través de otros proyectos de APC y miembros del equipo interno que trabajan en el programa de subsidios.
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