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Bangladesh es el octavo país más poblado del mundo. Importa 1.3 millones de teléfonos celulares y, en los últimos años, la venta de computadoras trepó a las nubes. Cada persona tiene al menos un teléfono celular (la mayoría no están registrados, por eso las cifras oficiales no lo reflejan). En tanto algunas personas se están comprando por primera vez computadoras y teléfonos nuevos, muchas están reemplazando tecnología vieja, obsoleta.

Pero el problema en Bangladesh es que no existen lugares donde depositar los artículos tecnológicos viejos, salvo los contenedores.

En conversación con APCNoticias, Sarker y Hasan explican: “Hoy no existe en el país una política abarcadora sobre residuos electrónicos. La política nacional de TIC implementada en 2009 menciona brevemente la basura electrónica pero, como esta no depende de ningún sector particular del gobierno, nadie está realmente obligado a acatar ninguna medida”.

Según ellos, la confusión está en quién es el responsable, si el ministerio de medio ambiente o el de TIC.

Se complican aún más las cosas por el hecho de que la política sobre medio ambiente de Bangladesh abarca quince sectores distintos, cada uno con su propio ministerio y sus políticas.

Según Sarker y Hasan, el ministerio de TIC no tiene autoridad para trabajar con los ministerios más grandes. En consecuencia, el tema de la basura electrónica simplemente no se atiende. O bien, sólo se lo aborda de un modo ad hoc, sin ninguna investigación o información que sustente nada.

Y más adelante, dicen: “Esto es especialmente cierto en lo concerniente a las políticas, porque ningún ministerio tiene una sección dedicada a las políticas ni personal capacitado para llevar a cabo una investigación específica. Es allí donde la sociedad civil y los medios pueden desempeñar un importante papel en la concientización, porque la presión de esos actores suele motivar la formulación de políticas”. El sector empresarial también tiene un interés creado en que no se hable mucho de los temas medioambientales, porque estiman que los negocios perderían competitividad si las preocupaciones medioambientales (consideradas como de interés para la beneficiencia) se incorporaran a las prácticas de todos los días. Los intereses de su capital siguen siendo la prioridad número uno.

La gente no ve el lado negativo de las TIC

Siempre según el informe, el gobierno y los medios presentaron a las TIC como la panacea para los problemas de Bangladesh: “Las TIC están conceptuadas positivamente. Por ejemplo, nuestro sistema de gestión de catástrofes utiliza la tecnología para ayudar a detectar próximos desastres potenciales y alertar a las autoridades antes de que estos azoten al país”.

Es difícil que las personas entiendan que, sin una gestión de los desechos, la tecnología significa una seria amenaza para el entorno, la salud de la gente y la subsistencia y el bienestar general. No existe ningún sector formal de gestión o reciclado de los residuos electrónicos. La gente no relaciona las cosas porque sólo ve el aspecto del uso y no la vida después del uso, que puede traerles problemas invisibles.

Mucha investigación sobre el cambio climático, poca sobre la basura electrónica

Pero según Sarker y Hasan la falta de conciencia respecto a la basura electrónica se debe también a una falta de conciencia general sobre el medio ambiente. En el país se realizaron algunas investigaciones sobre temas de desarrollo sostenible pero eso recién comienza.

Dado que es uno de los países más inundables del mundo, se estima que 10 por ciento de las tierras de Bangladesh quedarán bajo agua si el nivel del mar se eleva apenas un metro. Por eso la mayoría de la investigación actual aborda el cambio climático.

Una de las razones de que no se aborden el tema de la basura electrónica y otros medioambientales es sencillamente que no hay mucha información disponible sobre el asunto ni ninguna investigación abarcadora que pueda servir de base. Cada tanto el gobierno solicita hechos y aportes de la sociedad civil, en especial evidencias de investigación.

Según Sarker y Hasan, allí la sociedad civil puede jugar un papel clave. “La mayoría de las organizaciones de la sociedad civil nunca se involucraron con las TIC y por eso no están capacitadas para tratar estos temas. Si una organización no tiene expertos en TIC, tiende a escapar de los trabajos relacionados con estas. En este sentido, nuestro informe es un recurso muy útil, porque compilamos toda la información sobre lo que se está haciendo en el área de las TIC y el medio ambiente, sobre todo en lo referente a la basura electrónica.”

Para Sarker y Hasan la sociedad civil tiene mucho para dar conduciendo la investigación y aportando evidencias que puedan utilizarse en el activismo y la incidencia política. Por otro lado, los medios también tienen un importante papel que cumplir en la concientización general sobre este tema y sus posibles impactos.

Y concluyen: “Cuando un tema se presenta a los medios y estos lo toman, todo el mundo tiende a abordarlo y a trabajar en él. El problema de la basura electrónica es un área que simplemente espera abrirse paso en la conciencia de la gente”.

Este artículo fue escrito para la iniciativa GreeningIT de APC [en inglés] y se basa en el informe de Bytes For All y el informe 2010 del Global Information Society Watch para Bangladesh. [en inglés]

Foto por Wonderlane. Usada con permiso bajo la licencia de Contenido Creativo 2.0

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