Entro al centro comunitario del pueblo de Kati, a pocos kilómetros de Bamako, capital de Mali. El polvo y el calor en el camino fueron agobiantes, pero al subir por las anchas escaleras y llegar al telecentro iluminado por una suave luz natural ya tengo sensación de frescura y de tranquilidad. Me recibe Alima Traore, la encargada del telecentro, una mujer joven que me guía en la recorrida por las instalaciones, me explica las tareas que desarrollan en el lugar y también me va presentando a la gente que se acerca a usar los servicios.
Es media mañana y las computadoras son muy requeridas por los reporteros y productores de Radio Belekan, la emisora comunitaria que funciona en el mismo edificio y que se nutre de la información que llega directo a las casillas de correo electrónico o que se obtiene gracias a las búsquedas en internet. Las últimas noticias del país y del mundo, como también la situación en los mercados de frutas, verduras, ovinos y caprinos, los principales productos de la zona, conforman las principales informaciones para un pueblo cuya comunicación se ha visto revolucionada en estos últimos años por las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Telecentros, celulares y radios comunitarias
El uso de teléfonos celulares y de los servicios de los telecentros que se han ido instalando en distintos puntos del país, gracias a convenios entre organizaciones locales, empresas y agencias de cooperación, y la convergencia con las radios locales, están abriendo en Mali puertas impensadas para gente que años atrás estaba aislada de los procesos de intercambio de información y de la comunicación.
Alima me cuenta que una joven del pueblo acaba de conseguir un puesto como secretaria en una organización local gracias a los cursos de computación que tomó en el telecentro. También me presenta a una jovencita de 13 años que preside el club de usuarios y usuarias adolescentes del telecentro. Estos clubes constituyen un apoyo importante para la tarea que se desarrolla en el lugar y también se convierten en factores de atracción para que otros jovencitos y jovencitas se acerquen a aprender y utilizar las TIC. Estando en un país donde muchas adolescentes son entregadas en matrimonios concertados por sus familias cuando apenas tienen 13 o 14 años, pienso en las oportunidades que se les pueden brindar con el acceso a conocimientos y a herramientas que pueden serles de mucha utilidad en su vida futura.
Una nueva manera de investigar en Colombia
Cruzando a otro continente, a miles de kilómetros de distancia, se repiten los relatos sobre el impacto positivo de los telecentros y del uso de las TIC en pueblos alejados de los circuitos productivos o turísticos. Para Derlly Pantoja, facilitadora e instructora en programas de TIC para el desarrollo y para GEM para telecentros, en la región de Cali, Colombia, “la mayoría de las zonas donde se ha realizado trabajo de campo tiene muchas dificultades económicas, y cuando llega un proyecto de TIC a una comunidad que está urgida de empleo, la gente se pregunta si sirve para algo.
Analizándolo bien, sí que es de mucha utilidad. Porque para salir de la pobreza hay que superarse y para esto es importante adquirir conocimientos que sirvan para lograr un sustento”, afirma.
“En el telecentro, con el uso de las TIC, todas las personas que lo requieran se pueden capacitar de acuerdo con sus actividades, necesidades y gustos. Hay que tener muy en cuenta esto: nos toca enseñar cómo pescar y no dar el pescado. Al adquirir conocimientos por medio de las TIC, como contabilidad, secretariado, cursar carreras universitarias a distancia, buscar opciones de becas, etc, se está mirando más allá del horizonte y al mejorar la calidad de vida de las personas, mejora la de la zona”, agrega Derlly.
Madres e hijos
Hace 9 años Derlly tuvo su primer contacto con las TIC. Aprendió computación y a navegar por internet utilizando los servicios de un telecentro comunitario y ahora ha comenzado a cursar la carrera de Trabajo Social, cumpliendo con uno de sus más atesorados proyectos. Su hijo menor también aprovechó sus posibilidades de acceder a las TIC en el telecentro local para explorar los programas de software que utilizaban y realizar búsquedas por internet. Esto le ha dado un buen grado de especialización en programación y uso de buscadores que le permiten pensar en una interesante salida laboral.
Pero para Derlly, las TIC no sólo brindan oportunidades a las personas, sino también a las comunidades. “Los telecentros, según lo que veo y analizo cuando estoy en mi trabajo de campo, han sido los primeros en dar apoyo en las investigaciones a los estudiantes (niños y adultos). En el telecentro La Habana, en Buga, el administrador se interesa mucho por la comunidad y sus necesidades, manteniéndola al tanto de oportunidades de proyectos, que realiza en compañía de líderes y de una fundación. Destaco mucho el arranque y deseo de superación de las mujeres de esta zona. Ellas fueron las que más acudieron al llamado cuando iniciamos el proyecto de adaptación de GEM que desarrollamos en la actualidad”.
Mejorar la comercialización
Otra facilitadora e instructora colombiana, Aura Elena Plaza, destaca que el uso de TIC brinda nuevas oportunidades para la comercialización de productos, incentivando la organización de la comunidad para un mejor uso de los recursos tecnológicos. “Las capacitaciones en el aprendizaje de las TIC hace que la comunidad piense diferente y le ponga orden a las fuentes de ingreso que tienen en sus manos. En materia comercial, toman conciencia de que los productos deben respetar normas de calidad para ser vendidos a un mejor precio. También ven la necesidad de agruparse porque si la cosecha es magra, trabajando juntos podrán reunir la cantidad de producto suficiente para la venta y se organizan para buscar por internet donde paguen mejor los productos”, señala esta instructora. “En materia de educación, comienzan a pensar en ella como un medio para el progreso y buscan organizaciones que los capaciten en productividad, por ejemplo. En el pueblo donde trabajo, las capacitaciones sistematizadas en proyectos de modistería y periodismo o comunicación social han dado buenos resultados”.
La experiencia de Aura en programas de capacitación en TIC en telecentros comunitarios como el de Villa Paz, en una localidad con población de raza negra en la región de Cali, le permite señalar que un aspecto de desarrollo fundamental para estas comunidades es dar a conocer su región, su población, sus productos, su cultura, etc.
También es positivo para las organizaciones mostrar su comunidad por medio de una pagina web, videos, entrevistas o productos radiales en los eventos a los cuales son invitadas. En Villa Paz, un grupo de jóvenes utiliza el celular para realizar películas cortas y esto les ayuda a afirmarse en sus potencialidades y superar prejuicios en una sociedad muy estigmatizada.
“Desde mi punto de vista y por toda la trayectoria que he tenido en el trabajo con comunidades y TIC, creo que las TIC son factores de desarrollo y de progreso en todo sentido”, afirma Aura. “Un telecentro bien organizado puede hacer que la comunidad esté a la vanguardia en el uso de las TIC”, agrega.
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Foto de Guaka, usada bajo licencia Creative Commons