Siete mujeres y 13 hombres de África francófona y angloparlante y del Caribe se reunieron durante los últimos días de septiembre en la isla Gorée, Senegal. Tenían varias cosas en común, pero en particular su capacidad para establecer conexiones innovadoras entre el género, la agricultura y las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Esta habilidad los convirtió en finalistas del concurso de pequeños fondos para el desarrollo agrícola, rural y de género en la sociedad de la información (GenARDIS, por su sigla en inglés).
¿Cuáles son los temas?
El cambio climático afecta a hombres y mujeres de manera diferente en las zonas rurales de Nigeria. Algunas personas estan preocupadas en mejorar los sistemas de irrigación para superar la falta de recursos hídricos, pero nadie parece interesarse en el hecho de que las mujeres se ven obligadas a cargar con un peso extra, ya que son las responsables de llevar el agua al hogar. Este tipo de asuntos son los que quiere resolver Data, de ARDA Nigeria, mediante el uso de programas radiales interactivos para las mujeres rurales. Los programas consistirán en radionovelas que presentan temas agrícolas de una manera en que esas mujeres se puedan sentir identificadas. Luego, habrá una sesión de preguntas y respuestas con algún experto y las mujeres podrán enviar preguntas por teléfono celular.
En Burkina Faso, cuando se plantan y se cosechan correctamente los cereales los agricultores y agricultoras logran mejores precios de mercado. La mayoría de las mujeres realizan más de 80 % del trabajo agrícola en las zonas rurales. Si recibieran una capacitación adecuada, sus ingresos aumentarían notablemente. Koritimi, de FEPPASI, confirmó que, con la ayuda de herramientas de TIC, se adquieren conocimientos más rápidamente y se incorporan mejor al área en la que se necesitan. También fue testigo de varias situaciones en las que las mujeres rurales aprendieron a usar computadores para diseñar su propia capacitación, y eso aumentó significativamente su autoestima.
En Uganda, como los agricultores y agricultoras no pueden darse el lujo de ir a la capital a negociar buenos contratos, los intermediarios son quienes se llevan la mayor parte de las ganancias. Pero gracias al correo electrónico y los teléfonos móviles, un grupo de productores de maíz logró firmar un contrato de seis meses con una organización de Kampala. La organizacíón de Johnstone, ToroDev, descubrió que las mujeres quedan fuera de este proceso de empoderamiento y generación de ingresos, ya que sólo una cada 10 tiene un acceso básico a las TIC.
Durante el taller se compartieron las experiencias de otras 13 iniciativas de países participantes, como República Dominicana y San Vicente, del Caribe; Benín, Camerún, Congo, Ghana, Mali y Togo, de África occidental; y Etiopía, Kenya, Uganda, Zambia y Zimbabwe, del sur y el este de África.
Data, Kortimi, Johnstone y otras personas de este grupo tan diverso y dinámico intercambiaron conocimientos y experiencias en los idiomas que tenían en común– francés, inglés o español-, pero también se comunicaron mediante dibujos, lenguaje corporal y canciones. El objetivo del taller fue capacitar a los y las finalistas en formulación de proyectos, temas de género y evaluación de género y, lo más importante, crear un espacio para que todos pudieran aprender de todos y todas. Al final del taller, los y las finalistas tenían que volver a enviar sus propuestas, entre las que se elegirían las 15 ganadoras de fondos.
¿Qué queremos decir con “género”?
“Las mujeres podrán aprender a usar las TIC sólo si los hombres también participan en estas iniciativas”. Los y las participantes del taller tenían que pararse a la derecha si estaban de acuerdo con esta afirmación, y a la izquierda si no era así. Quiénes no estaban de acuerdo ni en desacuerdo, se quedaban en el medio. Cuando se le pidió a un participante que justificara su opinión, declaró: “Los hombres son los que crean la tecnología, así que deben ayudar cuando se están capacitando mujeres”. Otra participante estuvo en desacuerdo: “En algunos contextos, los hombres no van a permitir que sus mujeres y a sus hijas participen en talleres de capacitación si ello mismos no están presentes”. Otro dijo: “Pero la declaración dice que las mujeres SOLO pueden aprender si están los hombres cerca: eso no es cierto!”.
Los y las presentes participaron en debates sobre género, roles de género y empoderamiento de las mujeres a través de juegos grupales. También se los capacitó en el uso de la Metodología de evaluación de género (GEM), una herramienta que permite evaluar si las TIC resuelven problemas de género –y hasta qué punto es así- y si mejoran la vida de las mujeres.
GEM no ofreció respuestas, pero ayudó a generar preguntas útiles. ¿Cuáles son los temas de género que están en juego? ¿Cómo incluir a las mujeres con las que estamos trabajando no sólo como beneficiarias sino también como agentes activas de su propio cambio? ¿Qué cambio estamos facilitando y cómo vamos a medirlo? ¿Cómo nos aseguramos de no estar hablando en nombre de alguien, sino más bien dándole espacio a las personas para que puedan hacer oír su propia voz?
El taller terminó con todo el mundo cantando y batiendo palmas. ¿Qué cantaban? “Educando a un hombre, se educa a una persona; educando a una mujer, se educa a una nación”.