Hace rato que sabemos, al menos hasta cierto punto, que lo que hacemos en internet está expuesto a la vigilancia, al control y al espionaje, aunque provenga de la gente que conocemos. Llevamos tiempo hablando de aplicaciones “supuestamente más seguras”. Pareciera que la seguridad digital es una tarea pendiente, una arena movediza plagada con estrías de tantos intentos intermitentes con aspiración a “salirse de”. Este reportaje a Jade Ramírez nos interpela y desafía.