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Image: Selene Mezú, no longer afraid of tech

En un escenario improvisado se lleva a cabo la dramatización “Bombón de chocolate”. La obra, que cuenta la historia de una chica afrodescendiente que se siente rechazada por el color de su piel, es una de las actividades de la jornada cívica sobre drogadicción y violencia que se llevó a cabo en Villapaz, en el suroeste de Colombia. Villa Paz tiene una población de 4000 habitantes, la mayoría de los cuales son afrodescendientes. Muchos de ellos trabajan entorno a la caña de azúcar, y el 53% son mujeres.

En la jornada cívica participaron más de mil personas. Comenzó con una marcha por la paz y hubo charlas en violencia y salud, así como una proyección de videos grabados con celulares en el telecentro local. La idea de esta movilización había surgido un tiempo antes, justamente en el telecentro. Allí personas de Villa Paz discutían los principales problemas de su comunidad para hacer algo al respecto y comprometer a todos los vecinos y vecinas.

Pero no se trataba cualquier tipo de discusión. Por aproximadamente 8 meses mujeres y hombres de todas las edades se encontraron para participar en talleres sobre género y tecnología, como parte de una experiencia piloto para aplicación de la Metodología de evaluación de género, en 24 telecentros apoyados por el gobierno de Colombia.

El objetivo era investigar cómo podía aumentar la participación de la comunidad en los telecentros, especialmente de las mujeres, y cómo se podían utilizar estas herramientas para cambiar la manera en que tanto hombres y mujeres se veían a sí mismos. El proceso de aplicación de GEM lleva a que la gente discuta los problemas de la comunidad más allá de la tecnología. Es parte del espíritu del “aprendizaje para el cambio” que es central en GEM.

Mirar más de cerca la comunidad en donde vivimos

La idea del día de acción surgió durante talleres de GEM. Los nuevos usuarios y usuarias del telecentro identificaron los problemas que estaban afectando la comunidad y así diseñaron una intervención. Utilizaron el telecentro como base de operaciones por más un mes para la organización de la jornada: personas que se habían sentado hacía muy poco en frente a una computadora por primera vez aprendieron a mandar correos y escribir comunicados.

Un sentimiento de comunidad y de trabajo en común se fue instalando en el Villapaz y poblaciones aledañas: se generaron lazos con instituciones educativas, policiales, centros de salud.

Los temas de género se discuten abiertamente

Juventud colombiana discutiendo durante un tallerJuventud colombiana discutiendo durante un tallerEl compromiso de toda la comunidad fue un resultado que no estaba entre los objetivos de la aplicación de GEM (aunque no resultó algo totalmente inesperado). Uno de los objetivos de la metodología es sensibilizar a la comunidad sobre temas de género.

En Villa Paz las dramatizaciones fueron un elemento importante del trabajo en el telecentro. No sólo permitieron identificar los problemas que más los afectaban, sino que pusieron al descubierto los preconceptos y estereotipos de género existentes. Hombres y mujeres discutieron quién y por qué administraba el dinero, quién tomaba las decisiones acerca de la educación de sus hijos, por qué la infidelidad era algo aceptable para los hombres y no para las mujeres, cómo muchas mujeres trabajan doble (en la finca y en el hogar).

“Los hombres fueron muy críticos, se armaban una discusiones muy graves”, cuenta Plaza, coordinadora de los talleres, “pero muchas veces terminaron admitiendo que la situación era desigual”.

La tecnología empodera a las mujeres

Hasta ese momento al telecentro de Villapaz, instalado por el gobierno, únicamente iban niños y jóvenes. “Algunas personas veían a las computadoras como algo diabólico”, dijo Aura elena Plaza, facilitadora de GEM. “Ofrecimos capacitación en agricultura y manualidades, y así fue como finalmente se acercaron”.

“Fue necesario generar un clima de confianza porque muchas mujeres, cuando se sentaron ante una computadora por primera vez, estaba temblorosas y asustadas”, continúa Aura Elena. “Antes de empezar los talleres fuimos todas a una finca, sin esposos. Hicimos gimnasia y danza y hablamos de la situación de cada una en su hogar. Algunas contaron episodios de violencia. Desde un principio sabíamos que teníamos que fortalecer su autoestima, y después de trabajar por varios meses, con mucha paciencia, las computadoras resultaron ser una herramienta excelente”, agrega.

Nuevas oportunidades para las mujeres surgieron como consecuencia de los talleres. Marta Sandoval era una de las que más temían a las computadoras. Era ama de casa y agricultura, y recientemente se postuló para concejal (cargo electivo del gobierno local). Ahora forma parte del Grupo de negritudes del valle de Colombia (grupo de afrodescendientes) y la invitan a participar en eventos en todo el país. La tecnología le permitió movilizarse y ha conseguido fondos del gobierno para Villapaz.

“Los talleres hicieron que soltara su timidez. Ella siempre fue una líder, pero no tenía herramientas para descubrirlo”, cuenta Aura Elena.

Selene Mezú les había prohibido a sus hijos ir al telecentro porque pensaba que era contrario a su religión. Lentamente se fue acercando e hizo un curso de modistería, a través de los programas de capacitación del gobierno. Nunca había pensado en sí misma como una persona creativa, y ahora se dedica profesionalmente a esta actividad.

“Estas historias sólo muestran una parte de los cambios que hemos visto. Muchas de las mujeres que participaron en los talleres comenzaron a ofrecerse como delegadas para organizaciones locales y a ir a reuniones en que se discuten temas de salud”, dijo Plaza. ·Se están incorporando cada vez más a la vida pública de su comunidad. Y la evaluación ha demostrado que, de esta manera, se benefician todos”.

Ver también el video de Colnodo sobre GEM en Villa Paz.

Fotos por Olga Paz

 

 

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