Tanzania comparte con sus vecinos del este africano una fe inquebrantable en la banda ancha de alta velocidad. Suele creerse aquí que la banda ancha será la panacea para un sinnúmero de tragedias sociales como la pobreza, la educación y asistencia sanitaria de los pobres, la falta de servicios públicos. La fibra óptica que atraviesa al país tiene el potencial de cambiar para siempre el tejido económico y social del país.
Las políticas respaldan esta creencia. La banda ancha es una de las piezas centrales de una ambiciosa política nacional de TIC de seis años, iniciado en 2003. En 2005, en un intento de alcanzar estos objetivos, y anticipándose a algunos de sus rivales vecinos, se incorporaron normativas sobre los servicios de banda ancha a la ley de la Autoridad Regulatoria de las Comunicaciones de Tanzania (TCRA, por sus siglas en inglés).
Pero muchos sostienen que, a pesar de estos progresos, el país corre peligro de rezagarse en la carrera hacia la construcción de una sociedad de la información, y su sueño de constituir un eje competitivo regional, de esfumarse rápidamente. Se argumenta que existe una brecha entre las políticas y lo que realmente está sucediendo en el terreno.
Lenta incorporación de la banda ancha
La reflexión inicial que sustentó la adopción de una regulación de los servicios de banda ancha fue dar a los eventuales inversores en TIC la posibilidad de hacer negocios en un amplio espectro de tecnologías para mejorar el acceso de las empresas y hogares. Pero si bien la TCRA ha avanzado mucho en la implementación de políticas de banda ancha, por ahora mediante la creación de un marco de concesión de licencias convergente (CLF, por sus siglas en inglés), la adopción por parte de las empresas es lenta.
Esta lentitud tiene múltiples causas. Se ha culpado en parte a la ausencia de un cableado submarino de fibra óptica que conecte al país con el resto del mundo. Los servicios satelitales de banda ancha no son comercialmente viables, en particular para ofrecer conectividad por banda ancha y servicios de TIC en la zona rural de Tanzania. La empresa estatal de energía Tanzania Electric Supply Company (Tanesco) y unos pocos servicios aislados de suministro de agua poseen unos pocos cables terrestres de fibra óptica con capacidad excedente.
La brecha tecnológica está por pasar a la historia a medida que SEACOM, primer cable de fibra óptica que provee banda ancha a países de África Oriental, se va haciendo operativa. Cuando esté en pleno funcionamiento, SEACOM proveerá banda ancha de alta capacidad a lo largo de toda la costa este de África, y atravesará Sudáfrica, Mozambique, Madagascar, Tanzania, Kenya y Djibouti, llegando desde allí al resto del mundo a través de puntos de aterrizaje en Francia e India.
Este cable está siendo probado en una estación de aterrizaje de la costa de Dar es Salaam. Se esperan también otras sinergias relativas a la banda ancha luego de la terminación del Sistema de Cable submarino de África Oriental (EASSy) el año próximo. EASSy será más barato que el satélite y promete un aumento de la capacidad de banda ancha.
Actualmente, la utilización del satélite para transferir datos tiene un costo que ronda los U$S 300 por megabyte por segundo, en tanto la del cable de fibra óptica reducirá los costos a U$S100.
No alcanza con aterrizar un cable
Sin embargo, aterrizar un cable es una cosa y acercárselo a la gente es otra. El gobierno anticipa que algunas alianzas público-privado se aventurarán en la expansión por todo el país de conexiones terrestres (backhaul) para llevar al país a formar parte de la aldea global. De todas maneras, no está lista una estrategia clara para atraer esas alianzas, si bien se ha iniciado la construcción de algunas conexiones dorsales de TIC.
Con su deplorable índice de penetración de internet de 1%, Tanzania presenta una demanda latente de servicios de banda ancha más baratos, según datos difundidos en marzo de este año por el Miniwatts Marketing Group, con sede en Bogotá. En contraste, la penetración de internet en la vecina Uganda asciende al doble, con 2,4%, y el índice de penetración de Sudáfrica está en 9,4%.
Actualmente, las oportunidades de negocios de TIC para proveer servicios de banda ancha de alta velocidad, con una capacidad de bajada regulada en 256 kilobytes por segundo, se concentran en las zonas urbanas. La baja demanda limita la posibilidad de utilizar banda ancha para promover servicios como la educación a distancia y la telemedicina, incluso en las ciudades de las zonas rurales.
La política no está dirigida a aumentardemanda
La política nacional de banda ancha no está activamente dirigida a esta baja demanda de servicios de banda ancha, y su visión de la relación de este tipo de conectividad con la educación, la salud, el gobierno local, las pequeñas y medianas empresas (PYMES), la sociedad civil y los hogares es limitadao inexistente. Una estrategia de largo plazo, orientada a la demanda, respaldará e incentivará la creación de contenidos; podrá, entre otras cosas, incentivar a los canales de TV y las bibliotecas públicas a publicar más contenidos en línea, y a promover una cultura de alfabetización digital para todos los tanzanos y tanzanas.
Últimamente, la implementación de la política de banda ancha se vio perjudicada también por la ambigüedad respecto a una directiva oficial que exige que todas las tecnologías analógicas migren hacia plataformas digitales de aquí a 2015. Quienes han invertido en ese tipo de tecnologías de radiodifusión protestan por los costos que implica esa migración. Si bien la estrategia apunta a una máxima expansión de los servicios de banda ancha gracias al CLF, su implementación es lenta, aparentemente porque es vista como punitiva para estos inversores.
Desgraciadamente, el gobierno todavía no ha escuchado los llamados de las distintas partes para establecer un fondo de subsidios, probablemente a con fondos del Fondo de Acceso Universal, para facilitar un proceso de migración sin complicaciones.
¿Cuál es el plazo establecido?
Tal como está formulada, la política de banda ancha de Tanzania carece de un cronograma ambicioso – que establezca, por ejemplo, proveer un acceso mínimo de 100 megabytes por segundo a todas las empresas e instituciones en un plazo de cinco años. Una estrategia de este tipo podría diseñarse en función de unos incentivos impositivos específicos para posibles alianzas de infraestructura terrestre de fibra óptica, y acelerar así la materialización de los beneficios sociales y económicos de los servicios de banda ancha.
Resulta interesante que las normativas de los servicios de banda ancha expresen entusiasmo respecto a la potencial tecnología de banda ancha sobre líneas eléctricas , capaz de hacer posible que los cables eléctricos funcionen como tercera “conexión alámbrica” en las casas. Esto generaría competencia entre las líneas telefónicas de cobre y el esperado debut de los operadores de televisión por cable coaxial. Pero en un país donde la red de electricidad es muy poco confiable, y los cortes de suministro eléctrico están a la orden del día, esto parece un sueño que nunca se hará realidad.
En el momento de la aplicación práctica, parece que las y los planificadores de TIC siguieran buscando estrategias óptimas a tientas. Sigue sin haber un plan concreto de banda ancha, que tome en consideración las condiciones de la vida real, con resultados mesurables y objetivos realistas.
Un poco de información para planificar con anticipación
Si bien es necesario estimular la inversión y planificar en base a datos, el ente regulador no difunde información sobre suscripciones a internet de banda ancha, aunque publique datos sobre línea fija y suscriptores móviles. Una mejor recopilación de datos es una importante a la hora de vender servicios de banda ancha a empresas grandes o pequeñas.
Y si bien existen normativas establecidas de banda ancha, sigue habiendo incertidumbres preocupantes; por ejemplo, si se plantearán o no medidas regulatorias que beneficien a las empresas y que aseguren que los inversores en cableados de fibra óptica adopten regímenes de acceso de terceros. El acceso de terceros promueve la competencia, al posibilitar el acceso de los competidores a la infraestructura esencial, que no pueden costear por sí solos.
Además, no está claro si las redes de fibra óptica previstas estarán sujetas a regulación de interconexión, cosa que causó fricción entre la TRCA y los operadores de telefonía móvil. Algunos/as analistas consideran también que para asegurar la adecuada materialización de los beneficios sociales y económicos totales de la red de banda ancha nacional, es fundamental que la política consagre jurídicamente la neutralidad de la red.
Hay quienes dicen que el ente regulador es consciente de al menos algunos de estos temas. Hace tres años Raymond Mfungahema, de la TCRA, dijo en una reunión de responsables de políticas y reguladores de TIC de Sudáfrica que “la regulación de la industria de las comunicaciones es dinámica y está en permanente cambio”. Manifestó que para acompañar los cambios en el sector, era necesario revisar la ley y las normativas de la TCRA confeccionadas en 2005. Pero eso fue hace tres años, y todavía seguimos esperando.
Nota : este artículo fue escrito en el marco del proyecto Comunicación para la influencia en África Central, Oriental y Occidental-, con el fin de promover la incidencia porun acceso a las TIC para todos y todas. CICEWA busca definir los obstáculos políticos que impiden un acceso asequible a la infraestructura de las TIC en África y exigir su eliminación, con el objetivo de crear una plataforma sólida para la conectividad subregional en África Oriental, Occidental y Central.
Foto de atmosphera. Usado bajo licencia Creative Commons 2.0.