«Al inicio, teníamos el temor de que los telecentros fueran a abrir un mundo tan nuevo para esas comunidades que podría absorber —o sofocar— toda la cultura tradicional de esos pueblos. En la práctica, nos dimos cuenta de que el mundo nuevo se abrió, pero en lugar de debilitar los conocimientos tradicionales, ocurrió lo contrario: los comunitarios, al confrontar en Internet este mundo nuevo, tan distinto, pudieron identificar mejor quiénes son ellos y ahora quieren armar sitios comunitarios para presentar su realidad al mundo.» Caetano Scannavino, coordinador del Projeto Saúde e Alegria (Proyecto Salud y Alegría), sintetiza así la reacción de poblaciones ribereñas del interior de Pará al trabajo desarrollado en colaboración con RITS, miembro de APC en Brasil, con al apoyo de la Fundación Avina y del Instituto para la Conectividad en las Américas. Dos telecentros ya fueron instalados en las comunidades de Suruacá y Maguari, en los márgenes del río Tapajós. Uno más está previsto para ser inaugurado en Belterra. Pero hay otras novedades en el aire.
«En el aire», dicho sea, no es fuerza de expresión: en junio un grupo de la Rits vuelve a la región para seguir las pruebas con los equipos que van a ampliar el alcance de las antenas que sirven a los telecentros, expandiendo la señal para comunidades vecinas. Todo con tecnología inalámbrica, funcionando con energía fotovoltaica, generada a partir de la luz solar.
El proyecto usa la creatividad para aumentar el potencial del programa Governo Eletrônico — Serviço de Atendimento ao Cidadão (Gobierno Electrónico: Servicio de Atención al Ciudadano, Gesac), del gobierno federal [más informaciones en el glosario, abajo]. El Gesac garantizó la instalación de dos antenas —una en cada margen del Tapajós— que viabilizaron los telecentros de Suruacá y Maguari, con capacidad para hasta 20 máquinas. La idea, ahora, es difundir la señal de radio hacia otras comunidades. «Pensamos, en un primer momento, tener apoyo del Gesac en áreas estratégicas, áreas donde el Saúde e Alegria trabaja y que están muy cerca de la región conocida como Terra do Meio, donde es muy grande la presencia de la soja y de la «grilagem» (apropiación ilegal de tierras). Pero tuvimos la negativa del gobierno, en este momento, para nuevas antenas del Gesac. Ante ese problema, empezamos a buscar soluciones. Y surgió la idea de trabajar con wi-fi para llevar la señal de los telecentros hacia otras comunidades. Nuestra iniciativa es propagar la señal y favorecer la relación costo-beneficio, una vez que un conjunto más grande de personas vendría a beneficiarse», cuenta Paulo Lima, director ejecutivo de la Rits.
La idea central del proyecto, dice, es usar tecnología limpia. «No hay cableado, no se derrumban árboles, todo es inalámbrico», afirma. En febrero se realizó una operación conjunta con el Saúde e Alegria. Una antena de 30 metros de alto fue montada y empezaron las pruebas. El resultado mostró que era posible mantener una señal de buena calidad a una distancia de unos 20 quilómetros.
«Inicialmente, seguimos una línea paralela a la del río, intentando cruzar la selva para ir de una comunidad a la otra. Eso nos tomó entre dos y tres días y se mostró ineficaz», describe Lima. «La literatura sobre el wi-fi ya indicaba que la floresta iba a consumir parte de la energía distribuida por las ondas de radio. Empezamos, entonces, a estudiar la posibilidad de dirigir la antena hacia el río, en dirección al otro margen. Entonces sí, tuvimos una reacción mucho más favorable de la naturaleza». Ante esa situación, la estrategia adoptada consistió en hacer un zigzag, trasmitiendo la señal de un margen al otro, para contornear la interferencia de la floresta. A tal efecto, deberán ser instaladas antenas sectoriales, como explica Rodrigo Afonso, gerente de Tecnología de la Información de la Rits. «Ellas tienen una gran ventaja: no es necesario tener precisión, porque ellas difunden la señal en determinado ángulo y así se logra posicionar la antena de manera un poco más fácil. Sin embargo, por difundir la señal, el alcance es menor.» Para contornear ese problema, la solución consiste en utilizar un conjunto de antenas. Y como la señal va a cruzar el río de un margen al otro, va a ser posible una doble navegación: en las aguas del Tapajós y en las ondas de Internet. Saúde e Alegria mantiene una ambulancia que atiende las urgencias médicas y está construyendo un barco hospital. Ambos van a tener conexión a Internet y tecnología de voz sobre IP (VoIP) para comunicarse con las comunidades. «Vamos a usar una antena omnidireccional, que agarra en 360 grados», explica Afonso. Esa antena va a captar la señal donde ella esté más fuerte, garantizando la conexión a bordo.
La tecnología VoIP ofrece la posibilidad de que las personas hagan llamadas telefónicas utilizando la propia conexión a Internet —y sin un consumo significativo de banda de acceso a Internet—. «Podés tener dos conversaciones por comunidad sin afectar el resto de la banda. Las personas van a poder hacer llamadas entre ellas así como hacia teléfonos comunes, incluso hacia el exterior, caso esto esté contemplado en el proyecto», dice Rodrigo Afonso, que agrega: cada aparato de VoIP va a tener un número, y ese número estará accesible como un teléfono común dentro de una red interna. «No es un número público, todavía no se puede llamar a ese número desde un teléfono común, pero podés hacer las llamadas entre las estaciones como si fuera un aparato común. Es como si fuera un PABX, con los internos diseminados por la red.» Afonso observa, sin embargo, que faltan todavía «detalles administrativos» para la implementación del servicio. «Hay que ver quién va a pagar una llamada que se hace en esa localidad y cómo ella va a ser cobrada. Y eso se va a discutir y pensar con la participación de las comunidades.»
Butantã
Las aplicaciones de toda esa tecnología son innumerables. Paulo Lima cuenta que, al llegar a Maguari en febrero, se sorprendió al ver a la comunidad reunida en el telecentro para asistir a una película en DVD, lo que viene siendo una de las principales diversiones en los fines de semana. «Son películas dobladas, películas a las que difícilmente tendrían acceso», relata. «Cuando una de las personas va a Santarém o a Belterra, municipios de la región que tienen mejor estructura, agarra algunas películas y las lleva para allá. Y quedan diez, 15 personas allí, asistiendo frente a la computadora, que es multimedia, tiene lector de DVD y parlantes. Es algo que trasciende el tema convencional de la inclusión digital. El telecentro es utilizado por los ribereños como una experiencia de inclusión cultural. Por eso ellos llaman a los espacios Telecentros Culturales con Internet.»
Un episodio vivido por los propios equipos de la Rits y de Saúde e Alegria en febrero ilustra también la importancia que pueden tener las tecnologías de información y comunicación. Mientras hacían las pruebas de alcance de la señal a lo largo del río, dentro de un barco, percibieron un alboroto en la comunidad de Piquiatuba: una joven de 15 años había sido picada por una víbora. No había puesto médico, suero antiofídico, carretera o teléfono. El acceso único al local era por el río, pero la embarcación que hacía el transporte regular en la región no llegaría en menos de 24 horas. En una situación así la demora podría ser fatal. No hubo alternativa sino abandonar las pruebas y socorrer a la muchacha. Si hubiera conexión a Internet allí, bastaría comunicarse con la ciudad más cercana para pedir ayuda. Mientras tanto, el médico podría orientar sobre lo que debería hacerse hasta la llegada al local.
En el caso de esa muchacha, Internet tuvo un papel importante. «Ella tenía un torniquete en la pierna», dice Paulo Lima, «y nosotros teníamos la impresión de que eso ya no se usaba, pero no estábamos seguros. Como estábamos conectados a Internet allí, buscamos informaciones sobre lo que significaba una picadura de surucucú y cómo proceder. En el sitio del Instituto Butantã estaba allí: ya no se usa torniquete hace mucho tiempo y hay que dejar a la persona con la pierna en reposo. Cuando sacamos el torniquete y vimos que lo que se estaba haciendo era lo que científicamente había que hacer, nos sentimos mucho más tranquilos. Y la muchacha también pasó a sentir mucho menos molestia.»
Para el director ejecutivo de la Rits, esa experiencia es una muestra de los desafíos a ser enfrentados en ese proyecto. «Es completamente distinto a trabajar en un área urbana, quedás expuesto a imprevistos de una manera mucho más fuerte. Por eso, cuanto más trabajamos con el Saúde e Alegria, más respetamos lo que ellos lograron hacer en un área con tantas dificultades naturales y de comunicaciones. Es un aprendizaje muy interesante, muy grande», admite.
Actualmente el Projeto Saúde e Alegria actúa en 143 comunidades en la región amazónica. Y la creación de los telecentros generó mucha curiosidad en las áreas vecinas. Varias personas llegaban en barco para conocer los telecentros, otras andaban horas a pie hasta Suruacá o Maguari. «La cuestión del acceso a la computadora —no digo ni siquiera a Internet, que ellos no conocen tanto— es un sueño de esas comunidades. Con el éxito de los telecentros, transformando el sueño en realidad (y más que eso, pues finalmente entendieron y vieron en la práctica lo que es Internet), se creó una expectativa muy grande por más telecentros», observa Caetano Scannavino. Tamaño entusiasmo se refleja en el propio ambiente —limpio, organizado, con las computadoras bien conservadas y la comunidad utilizando software libre sin ninguna dificultad. «Llegamos allí y ellos estaban usando tecnologías de última generación en una buena, solos. Y todo rodando en Linux, en software libre. Esto muestra que no hace falta tener Windows para aprender a utilizar una computadora», comenta Rodrigo Afonso.
Incentivo
El proyecto, en esta segunda fase, indica soluciones para la ampliación de nuevos telecentros comunitarios y constituye una experiencia-modelo de bajo costo y alto impacto social para la viabilidad tecnológica de la inclusión digital en regiones aisladas de la Amazonia. Según Paulo Lima, es un claro ejemplo de la contribución que puede hacer una ONG, con base en tres elementos fundamentales: creatividad, capacidad operativa y de innovación. «Son las características más ricas en la relación entre sociedad civil y Estado. Esa experimentación, que deja resultados concretos, va a conectar dos comunidades más donde vamos a dejar equipos —una laptop en cada, probablemente en Parauá y Piquiatuba. Vamos a documentar muy bien esos experimentos e intentar presentar un proyecto de mayor aliento para cubrir más comunidades.» Para alcanzar ese objetivo el desafío es obtener financiación. «La iniciativa se muestra viable a bajo costo», analiza. «Pero para ganar escala necesita de un mayor apoyo, si pensamos que toda la inversión de investigación e implementación ya está hecha.»
Fausto Rêgo
Glosario
Banda: cantidad de datos que una red puede transmitir en forma simultánea.
Energía fotovoltaica: electricidad generada a partir de la luz solar.
Gesac: sigla del programa Governo Eletrônico – Serviço de Atendimento ao Cidadão (Gobierno Electrónico — Servicio de Atención al Ciudadano) creado por el Ministerio de las Comunicaciones en 2002, con el propósito de universalizar el acceso a Internet de la población de bajos ingresos, con acceso en banda ancha (alta velocidad), vía satélite.
Red IP: protocolo sobre el que se asienta la infraestructura de Internet.
VoIP: del inglés «Voice over Internet Protocol», o «Voz sobre Protocolo de Internet (IP)», tecnología que hace posible establecer conversaciones telefónicas en Internet o en una red IP, en vez de una línea dedicada a la transmisión de voz.
Wi-fi: abreviación de «wireless fidelity», expresión que puede traducirse como «fidelidad inalámbrica»; se trata del protocolo utilizado para promover acceso en banda ancha a Internet en locales públicos, sin necesidad de cables.
Traduccion por APC.