El uso de tecnología para atacar a personas que luchan en defensa del ambiente –entre ellas, mujeres y líderes indígenas– forma parte de un continuo de violencia que incluye desinformación selectiva y tácticas de desprestigio y difamación, vigilancia y amenazas de muerte. La desinformación basada en la identidad y las tácticas de desprestigio están afectando gravemente a las mujeres ambientalistas. Las investigaciones indican que los ataques en línea no se dirigen sólo a quienes luchan por el clima y el medios ambiente, sino también a sus familias, amistades y colegas, generando así un efecto inhibidor en sus comunidades.
La violencia contra la comunidad defensora del ambiente ha ido en aumento en los últimos años, a pesar de que los gobiernos empezaron a comprometerse públicamente a ofrecer mayor protección a activistas que luchan por el ambiente. La violencia se ve cada vez más facilitada por la tecnología y causa cada vez más daños a activistas y sus comunidades, afectando su uso de la tecnología para el activismo, la militancia y el aprendizaje.
A pesar de los esfuerzos realizados para vigilar la violencia contra personas ambientalistas facilitada por la tecnología, siguen existiendo muchos desafíos debido a la escasez de información, sobre todo en relación a los ataques que sufren las mujeres. A menudo los lugares donde abundan los conflictos ambientales suelen encontrarse aislados y remotos. En esas regiones, documentar y denunciar los casos resulta difícil y los medios de comunicación, al igual que la sociedad civil organizada, están menos presentes.
Sin embargo, algunas comunidades también utilizan tecnologías de información y comunicación (TIC) para hacer activismo y protegerse, lo que demuestra que el problema no es la tecnología en sí misma, sino el (mal) uso que se hace de ella. Por lo tanto, la clave está en entender la relación que tienen esas comunidades con la tecnología, el acceso a internet, los usos más amplios que pueden darle a internet y las TIC, al igual que a otras fuentes de información y el panorama mediático en su contexto.
Las TIC son cada vez más necesarias para captar la atención sobre la lucha contra la destrucción ambiental, la contaminación y el extractivismo, y para que las comunidades vigilen sus tierras y territorios e impidan la minería ilegal. Sin embargo, la adopción de TIC y la creciente utilización de tecnologías para el activismo también plantean importantes desafíos. La violencia facilitada contra quienes luchan por el ambiente es un problema clave para la seguridad de los individuos que son blanco de violencia, al igual que para la de sus familias y comunidades, y ello se traduce en censura, reducción del espacio cívico y erosión de los valores democráticos, además de poner claramente en riesgo el derecho a un ambiente saludable. Los gobiernos tienen la responsabilidad de proteger los derechos de los individuos y las comunidades que se dedican a defender el derecho a un ambiente saludable y los derechos de la naturaleza.
Desde 2021, APC llama la atención sobre los riesgos planteados por la desinformación ambiental y el informe del Monitor mundial sobre la sociedad de la información es un ejemplo de ello. En 2022 APC publicó un documento informativo que señala el problema de la desinformación climática, así como el papel e impacto de la industria de la tecnología en la desinformación y los daños causados al activismo ambientalista. El documento destaca la necesidad de cooperación entre organizaciones de derechos digitales y agentes por la justicia ambiental para que puedan entender y abordar la desinformación ambiental de una forma más equilibrada.
¿Cuál será la contribución de este proyecto?
El proyecto "Resistencia y resiliencia: respuestas colaborativas ante los ataques en línea contra personas ambientalistas" estará a cargo de APC en colaboración con Indigenous Peoples Rights International (IPRI), Manila Observatory through the KLIMA Centre (MO-KLIMA) en Filipinas, Intervozes en Brazil y Ogiek Peoples’ Development Program (OPDP) en Kenia, con apoyo del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC). Esta iniciativa de tres años servirá de apoyo para una investigación en profundidad sobre el alcance de la desinformación y los ataques en línea contra la comunidad de ambientalistas de Brasil, Filipinas, Kenia y México. Se busca entender cómo recuperar el espacio cívico para confrontar la emergencia climática, lo que implica también documentar y denunciar los ataques en línea contra ambientalistas, así como analizar e investigar su alcance y su impacto.
La investigación se desarrollará en colaboración con países socios y un consejo asesor compuesto por personas de los cuatro países elegidos, reconocidas por su conocimiento y su experiencia. El proyecto apoyará a organizaciones locales de los cuatro países para que puedan desarrollar herramientas de evaluación culturalmente relevantes y responder a sus necesidades específicas. Además, aprovechará los resultados de la investigación e identificará tendencias comunes de los estudios a nivel de países para explorar posibles respuestas a los ataques en línea, la desinformación y el cierre del espacio cívico en línea. Los resultados incluirán propuestas y recomendaciones políticas para los gobiernos nacionales, las empresas de tecnología y los procesos regionales y mundiales de gobernanza. Indigenous Peoples Rights International, el Observatorio de Manila a través del Centro KLIMA, el Programa de Desarrollo de los Pueblos Ogiek, Intervozes y APC generarán conjuntamente conocimiento y confianza, además de afianzar alianzas entre esos movimientos. Los equipos que participan en el proyecto difundirán los hallazgos de la investigación e informes sobre las tendencias y el impacto de la desinformación y los ataques en línea contra la comunidad de ambientalistas. Además, reunirán a diversas alianzas en un encuentro global para reflexionar sobre la investigación, crear una agenda de políticas globales e identificar oportunidades de colaboración y acción en el futuro.