La mayor parte de la población mundial aún está aislada de las oportunidades que ofrece la revolución global de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) – y los pobres son los menos privilegiados.
Esta es la visión del experto en TIC Lishan Adam, de Etiopía, cuyo trabajo Políticas para el acceso equitativo considera la posibilidad de realizar intervenciones políticas para rectificar los desequilibrios entre ricos y pobres, cuando de acceso a la tecnología se trata.
Según Adam, los datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) muestran que cerca de 97% de la población de África no tenía acceso a una línea fija de teléfono, un computador o internet en 2005 – y la cifra era la misma en Asia. Adam agrega que los gobiernos y organismos reguladores todavía no han logrado ofrecer servicios de comunicación asequibles para los pobres y, a pesar del éxito de la telefonía móvil en África, las tarifas siguen siendo altas. Los reguladores, que idealmente deberían controlar la industria de las telecomunicaciones sin interferencia política, no tienen independencia ni cuentan con expertos en el tema, por lo que suelen ser incapaces de desafiar a los operadores estatales cuando se trata de empresas poderosas.
El panorama es aún más gris: “Las políticas que promueven contenidos pluralistas tampoco han tenido éxito debido a los fuertes intereses del gobierno y el sector privado en los medios”, señala Adam.