No hablamos mucho sobre anonimato. En la versión que más nos gusta se trata de un juego donde podemos elegir múltiples identidades para aparecer y desaparecer en la red, a nuestro gusto. Se trata de expresarnos sin ser juzgadas. Algunas, en cambio, lo consideran una amenaza y otras lo consideran necesario para la navegación segura. Entre todas estas versiones estamos nosotras, las usuarias que no sabemos y no creemos del todo lo que nos dicen.
De una parte, el anonimato como herramienta para encubrir delitos, obstruir las investigaciones judiciales y garantizar la impunidad; toda una amenaza, especialmente para nosotras si se trata de violencia en línea. De otra parte, el anonimato para protegernos del acoso por parte de otros usuarios, de la publicidad en línea, el perfilamiento y el monitoreo estatal; toda una estrategia para habitar internet de otra manera, posiblemente más tranquila.
Y en el centro nosotras, revisando manuales, instalando herramientas y convenciéndonos de que estaremos más seguras cuando nos acostumbremos a utilizarlas y las utilicemos bien. Todo un camino por recorrer, que nos implica entender por qué y para qué el anonimato, cómo funciona la identificación en internet y en general en las computadoras.
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Imagen: GenderIT.org