El caso WikiLeaks deja en claro a los gobiernos que no pueden controlar tan fácil qué es secreto y qué no lo es, dijo Anriette Esterhuysen, directora ejecutiva de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), la red progresista de mayor permanencia en internet fundada en 1990.
Si los gobiernos responden racionalmente, se darán cuenta de que mantener información secreta en un mundo conectado en red es engorroso y caro y que sólo deberían incurrir en esos gastos cuando es realmente necesario, explicó.
Esterhuysen subrayó el caso de las así llamadas pruebas de la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq. Cuando la documentación gubernamental fue dada a conocer en WikiLeaks, quedó expuesto que tanto Gran Bretaña como Estados Unidos no poseían pruebas sustanciales de esas armas. Sin embargo, en la información hecha pública ambos gobiernos sugirieron de manera implícita que las pruebas existían y usaron eso para justificar la guerra.
“La ciudadanía necesita estrategias tanto de zanahorias como de palos para exigir a los gobiernos que les rindan cuentas con transparencia. WikiLeaks es un palo útil,” afirmó Esterhuysen.
Todavía no está claro qué resultará del caso WikiLeaks, pero la situación “es un desarrollo favorable y un llamado de atención a los regímenes poderosos”, agregó.
APC publicó una declaración sobre WikiLeaks el 7 de diciembre.