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Un interesante debate se desarrolló durante el primer día de reunión del Foro de líderes de telecentros, convocado por la Telecentres.org, en Kuala Lumpur, Malasia, al discutirse si los telecentros tendrán razón de existir dentro de 10 años. ¿Serán necesarios los telecentros comunitarios dado el avance de la tecnología a pasos agigantados? ¿Tendrá sentido brindar conexión comunitaria ante la creación de nuevos implementos tecnológicos de uso individual que bien podrán realizar muchas de las tareas de comunicación que ahora sólo se logran con la computadora?


Un interesante debate se desarrolló durante el primer día de reunión del Foro de líderes de telecentros, convocado por la Telecentres.org, en Kuala Lumpur, Malasia, al discutirse si los telecentros tendrán razón de existir dentro de 10 años. ¿Serán necesarios los telecentros comunitarios dado el avance de la tecnología a pasos agigantados? ¿Tendrá sentido brindar conexión comunitaria ante la creación de nuevos implementos tecnológicos de uso individual que bien podrán realizar muchas de las tareas de comunicación que ahora sólo se logran con la computadora?


En la discusión, algunos de los participantes sostenían que con el teléfono celular ya se están realizando conexiones a internet, navegación, acceso a archivos, envío y recepción de información, fotos, audio, videos, y que en poco tiempo el abaratamiento de estos aparatos permitirá que su uso se universalice. Al ocurrir esto, las personas ya no se dirigirán a los telecentros para obtener información o crear contenidos, sino que lo harán desde sus propios aparatos sin necesidad de moverse a un sitio en particular para cumplir con estas funciones.


Pero la mayoría de los líderes de telecentros en los países en desarrollo expresaron su disidencia con estas afirmaciones, porque consideraron que la brecha económica, social, cultural y política entre los países que crea claras líneas divisoras en la población mundial, no podrá ser superada en 10 años y, por ende, continuará alimentando la exclusión digital de la mayoría.


Si bien es cierto que en muchos países del Tercer Mundo la población ha adoptado el uso del teléfono celular masivamente, incluyendo a los sectores pobres y marginados, también es cierto que la mayoría hace un uso sumamente acotado de estos celulares, con servicios restringidos a la posibilidad de enviar mensajes de texto y unas pocas llamadas diarias. Los aparatos más sofisticados, que reúnen todas las funciones de acceso a internet, continúan en manos de una minoría, una elite que puede darse el lujo de hacer largas colas para comprar el último invento electrónico de moda y descartar rápidamente otros que siguen funcionando bien y continúan teniendo vida útil, pero que ya no cumplen con los requisitos de los más novedoso y llamativo.


Además, para aquellos que entienden que la función de los telecentros no es sólo la de brindar conectividad, sino cumplir con una función social que va más allá del acceso a una computadora y a una conexión a internet, los espacios de interacción y relación con la tecnología que los grupos y comunidades han creado y alimentado en los telecentros no serán fáciles de reemplazar. Es más, también servirán para que las personas, de modo comunitario, accedan también a estas nuevas oportunidades de conexión que brindarán los celulares para continuar construyendo capacidades y creando contenidos propios.


Un líder de telecentros comentaba que en su pueblo se instaló un moderno cibercafé, con buenos servicios y máquinas más modernas y rápidas que las que había en el telecentro comunitario. Muchos pensaron que sería el fin del mismo. Pero luego de una primer momento en el que muchos concurrieron a “probar” las novedades que ofrecía el cibercafé, el telecentro retomó su ritmo habitual de actividades. Es que ese era el lugar de reunión de la comunidad, donde la conectividad y el acceso eran algo más dentro de una serie de otros muchos valores que la gente sabía apreciar.


Muchos tecnócratas no terminan de visualizar que el acceso comunitario, planteado como actividad grupal, de las organizaciones, que redunda en beneficios para todos y todas en vistas del bien común continúa siendo un pilar para el desarrollo de comunidades sustentables y solidarias, capaces de enfrentar con éxito los avatares del mercado.


Foro de líderes de telecentros, 9 y 10 de diciembre de 2007,Kuala Lumpur,Malasia