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31 March 2022 | Updated on 7 August 2024
Contexto

Los espacios digitales se han vuelto una parte importante, y a la vez una extensión, del espacio democrático y cívico. Tal como lo reafirmó Naciones Unidas en varias ocasiones, los derechos de las personas fuera de línea se deben proteger también en línea. Lamentablemente, los estados han aprovechado las herramientas digitales y los espacios en línea para organizar ataques dirigidos contra quienes defienden los derechos humanos y contra toda voz de disenso, restringiendo gravemente los derechos humanos en línea. Los gobiernos apelan a leyes restrictivas, entre las que hay leyes digitales, para silenciar a la oposición. Esto ha llevado a que activistas y defensores/as de los derechos digitales del sudeste asiático sean blanco de intimidación, acoso y vigilancia. Además, el control sobre los contenidos y la compilación y uso de datos se concentra en manos de algunos actores específicos del sector privado, lo que vuelve más vulnerables a usuarios y usuarias, incluidos quienes defienden los derechos humanos y digitales. 

La investigación realizada por APC indica que el ambiente represivo en línea que se vive en Camboya, Indonesia, Malasia, Myanmar y Filipinas tiene un impacto significativo en el espacio cívico y democrático. La tecnología se utiliza sistemáticamente para silenciar, vigilar y acosar a disidentes, oposición política, personas que defienden los derechos humanos, y activistas y manifestantes, así como para manipular a la opinión pública. Los gobiernos de estos países decretan apagones de internet con frecuencia y bloquean sitios y plataformas web en momentos democráticos claves tales como elecciones y manifestaciones. Este tipo de prácticas represivas empeoró en el contexto de la COVID-19.

Las consultas realizadas entre los miembros y socios de la red de APC en la subregión desde 2015 subrayan la urgencia de apoyar y fortalecer a los movimientos defensores de los derechos digitales para contrarrestar la presión creciente, procedente tanto de actores estatales como no estatales. Esto se ha vuelto especialmente pertinente en el contexto de la pandemia, dado que los ambientes de trabajo en línea pasaron a ser esenciales para cualquier tipo de trabajo en el área de la justicia social. Además, dado que el sector privado se ha convertido en una nueva fuerza que interfiere con los derechos, la privacidad y la moderación de contenidos, la sociedad civil tiene que poder participar y obligar a dicho sector a rendir cuentas. 

Para oponerse a este desarrollo de la represión se requiere un esfuerzo organizado y estratégico. La tecnología está avanzando y es necesario aplicar conocimientos específicos al activismo tradicional a fin de entender mejor los espacios digitales y desarrollar una red que apoye el crecimiento del activismo por los derechos digitales. El sudeste asiático está desfasado en comparación con otras regiones en cuanto a la participación en procesos de gobernanza y desarrollos legales sobre derechos digitales. El campo de los derechos digitales se encuentra aún en su fase inicial de desarrollo y carece de actores suficientes. Las personas que recién entran al campo, incluso aquellas que cuentan con experiencia en el activismo por los derechos humanos, carecen de experiencia y recursos técnicos, lo que hace que la lucha contra las violaciones de derechos digitales sea esporádica y carezca de estructura. Se necesita urgentemente brindar capacitación a quienes se dedican a defender los derechos digitales, conectarlos con otros actores del espacio y apoyar el trabajo de diferentes actores para promover un enfoque de la elaboración de políticas y el activismo en tecnologías de información y comunicación (TIC) que se base en los derechos humanos.  

¿Cómo contribuiremos a cambiar esta coyuntura?

Para asegurar que el movimiento por los derechos digitales de la región se fortalezca lo suficiente, reuniremos a 15 organizaciones y personas del sudeste asiático que se identifiquen como recién llegadas al espacio de los derechos digitales de la región, con el objetivo de promover y defender estos derechos. Nuestra teoría de cambio involucra tres estrategias interconectadas: promover relaciones más próximas a través de la construcción de red dentro del grupo; brindar capacitación y ofrecer recursos para apoyar su trabajo, lo que permitirá una mayor y mejor comprensión de cuáles son los puntos claves en relación a los derechos digitales; y estrategias para contrarrestar ataques y realizar activismo. Estas medidas terminarán de fortalecer el movimiento por los derechos digitales de la región. 

Los objetivos específicos de la iniciativa serán trabajar con el grupo en: 

  1. Construcción del movimiento: Promover relaciones más estrechas, interacciones e intercambio de conocimiento entre los miembros del grupo y otros/as defensores de los derechos digitales en la región, con el fin de fortalecer el movimiento por los derechos digitales. 
  2. Construcción de capacidades: Capacitar a los miembros del grupo para que entiendan cuáles son los problemas relativos a los derechos digitales y se dediquen a un activismo estratégico.
  3. Construcción de recursos: Facilitar el trabajo de los miembros del grupo mediante pequeñas becas y subsidios que habiliten oportunidades de aprendizaje con otras organizaciones de la región y realización de actividades tales como investigación, capacitación, activismo y campañas. 

Los miembros del grupo formarán parte de un proceso de tutorías en cuatro etapas sobre activismo y gobernanza de derechos digitales, que se desarrollará paralelamente en instancias de formación en línea y presenciales. Este método gradual de construcción de movimientos, capacidades y recursos ayudará a los y las participantes a superar niveles de aprendizaje sobre asuntos relativos a los derechos digitales, avanzando desde un nivel básico hacia uno intermedio y avanzado. Los miembros del grupo tendrán también la oportunidad de aplicar prácticamente los conocimientos adquiridos mediante su participación en procesos de gobernanza de internet. La beca facilitará el aprendizaje por parte de los miembros del grupo a partir de experiencias de otras organizaciones que trabajan en el área y los pequeños subsidios les permitirán poner en marcha sus propios proyectos de promoción de derechos digitales en la región. Todos estos elementos combinados servirán para fortalecer el movimiento por los derechos digitales en el sudeste asiático.